SI ME PERMITE
Autoridad es una herramienta
“El exceso de severidad produce odio, como el exceso de indulgencia debilita la autoridad”. Muslih Ud-Din Saadi
Lamentablemente cuando nos referimos a cuestiones de autoridad, debemos admitir que tenemos casos que van de extremo a extremo y es por ello que lo único que logran es desvirtuar el papel auténtico de la autoridad. La verdadera autoridad lo que crea es armonía, seguridad y un estado de pertenencia para los que se someten a la autoridad y los que la ejercen tienen la gratificación de alcanzar logros que de otro modo no sería posible.
Claro que es muy común escuchar a alguien que describe con altivez el modo en que puede ejercer la autoridad, pero no llega a admitir que a espaldas de él la realidad es muy diferente. Y en los casos opuestos la persona que ejerce la autoridad en forma ordenada y sana ni piensa que usa la autoridad sino más bien lo que usa es una relación responsable en modo de acompañamiento para alcanzar las metas propuestas.
Deberíamos entender lo necesario que es tener autoridad y usarla de la manera más gratificante como un elemento más en las relaciones interpersonales en cualquier estructura o lugar para alcanzar los objetivos previamente establecidos. Esto es semejante a alguien que está trabajando y necesita de herramientas para poder reparar o construir algo, del mismo modo en una estructura de relaciones la autoridad es una herramienta más y no la única para poder hacer lo que se ha propuesto.
Es muy saludable entender que en todo grupo de relación hay un grado de interdependencia y nadie está haciendo lo que quiere sino lo que debe, por ello sabe a quién consultar y a quién informar lo que se hace, para que nada este aislado del conjunto sino que haya un desarrollo ordenado y gratificante.
Cualquiera de nosotros se siente a gusto cuando se desempeña en un lugar donde hay una autoridad definida y más aún cuando esta autoridad está funcionando en modo propositivo. Por otra parte no podemos negar que es muy caricaturesco cuando alguien está haciendo notoria su autoridad para presumir pero no para que funcione.
Es interesante cuando uno analiza los marcos culturales donde la autoridad es claramente enunciada no en definiciones sino en patrones conductuales, notamos cómo se desenvuelven los que integran la misma y los que son de afuera tiene que ubicarse o bien se autoeliminan del sistema.
Deberíamos entender que en la generación en la que uno es formado puede haber una autoridad bien definida y funcional pero si uno no hace lo que le corresponde para la próxima generación eso puede simplemente ser una historia pero no un valor agregado.
No podemos negar que la autoridad, interpretada en diferentes contextos culturales puede describirse de diferentes maneras, pero siempre debe mejorar las relaciones interpersonales y crear una atmósfera de productividad y gratificación. El resultado final de esto nos permite alcanzar metas y también justificar por lo que nos ocupa para estar donde estamos.
Cada uno de nosotros antes de pedir y esperar que otros hagan algo, deberíamos aportar nuestra parte para someternos a la autoridad legítima a la cual se nos indicó debemos rendir cuentas. Pero también debemos ejercer la autoridad como una herramienta de trabajo y no como herramienta de imposición, no para lograr lo que queremos sino más bien lo que debemos. Entonces el aspecto de gratificación será para ambas partes.
samuel.berberian@gmail.com