CABILDO ABIERTOAntigua-izquierda

VÍCTOR FERRIGNO

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Esta semana se celebró en Antigua Guatemala la XI Reunión del Foro de Sao Pablo, en la cual los partidos políticos de la izquierda del continente debatieron sobre su papel como entes intermediarios entre la sociedad y el Estado en sus respectivos países.

De cara al nuevo Milenio, el mayor reto de estos institutos políticos consiste en transformar la vieja izquierda -ortodoxa, sectaria y elitista- en una alternativa social al neoliberalismo excluyente.

Si bien es fácil definir el reto, es muy difícil encontrar en el ideario social una síntesis de las aspiraciones populares que se resuma en un programa político, el que -impulsado por un instrumento partidario incluyente- movilice al inmenso contingente de ciudadanos excluidos de los beneficios de la modernidad.

Es decir, la izquierda tradicional debe encontrar una nueva síntesis entre su teoría política y la prática social.

Un aspecto poco explorado de los diversos impactos que ha provocado el modelo neoliberal, es el que se refiere a la relación que tradicionalmente se daba entre ?los teóricos? y ?los políticos?.

Visto como una tendencia más o menos generalizada, unos y otros tenían claridad sobre la importancia de ambas esferas, independientemente de la elección personal por una u otra.

El pensamiento crítico se nutría de la relación constante con la práctica crítica, y viceversa.

Las grandes transformaciones de los últimos veinte años, en cuya base se encuentra la difusión masiva de los principios ideológicos neoliberales, han provocado cambios profundos en la esfera del quehacer teórico y, sobre todo, en su relación con la esfera de la práctica.

Es decir, no sólo ha cambiado la forma de pensar, sino también la forma en que el pensamiento se traduce en práctica política.

Se ha escrito y debatido mucho en torno al significado de la ?caída de los paradigmas?, pero se ha puesto escasa atención en torno a dos aspectos claves: ¿Cómo se están construyendo los nuevos paradigmas? y ¿Cómo estos guiarán la práctica política?

La forma en que se han abordado estos problemas es más bien esquemática e ideologizada: o bien se aduce que los paradigmas democráticos están irremediablemente sepultados; o bien, se afirma que dichos paradigmas que hasta ahora habían guiado la práctica política de la izquierda se mantienen sin ningún cambio.

La primera posición ha llevado a muchos teóricos de izquierda a abandonar sus antiguas posiciones justificándose ?en el peso abrumador de la realidad?; la segunda posición -que es la que nos interesa aquí- ha servido para justificar en muchos de los casos una inamovilidad del pensamiento en aras de un supuesto mantenimiento de los principios, de los ideales, de las causas justas.

Ambas posiciones extremas se unen en un punto: no permiten la re-creación del pensamiento y eluden la construcción de nuevos paradigmas útiles para la acción política.

Sobre los posibles caminos para avanzar en la concepción de un proyecto alternativo al neoliberalismo es muy importante reconocer que existen avances; pero mucho más importante es reconocer que ellos se encuentran dispersos y con niveles dispares de concreción.

Sólo en algunos aspectos, sobre todo los económicos, se han empezado a construir algunas propuestas alternativas, no obstante que todavía tienen un alto grado de generalidad.

Un aspecto muy importante a considerar es que, a diferencia de las décadas anteriores, y debido no sólo al impacto del modelo neoliberal, sino también al proceso de especialización de las ciencias sociales, cada vez es más difícil encontrar reunidos en una sola persona las características de un intelectual productor de pensamiento que, paralelamente, participe de manera directa en política.

Esto es un hecho real que nos explica la dificultad actual por lograr un encuentro entre las ideas y la práctica.

Además, convocar a la formulación y puesta en marcha de un proyecto alternativo al neoliberalismo requiere de una nueva y superior práctica política, consensuada y democrática, basada en principios sólidos y en una ética incorruptible.

Encontrar en el ideario colectivo nuevas y eficaces formas de organización es otro reto para superar la crisis de los partidos de izquierda.

Estas son muchas de las cuestiones que la izquierda, organizada en partidos o no, deberá responder para poder convertirse, como en Brasil, en una alternativa de poder social frente a la brutalidad excluyente del neoliberalismo. La disyuntiva es clara: renovarse o morir.

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