CABILDO ABIERTOLa unidad nacional

VÍCTOR FERRIGNO

|

Una de las más importantes funciones del Presidente de la República es construir y representar la unidad nacional. Hoy día, curiosamente, en torno a las candidaturas de Alvaro Colom y Oscar Berger se ha escindido la ciudadanía, con una preocupante virulencia y sinrazón.

La guerra de comerciales, declaraciones, encuestas y entrevistas no ha ayudado en absoluto a la clarificación de los programas de Gobierno, pues el marketing primó sobre el análisis, en un país polarizado, cuya ciudadanía está acostumbrada a ver las cosas en blanco y negro.

En el ámbito político militar, durante 30 años, la guerrilla y el ejército fueron los polos opuestos e irreductibles de dos estrategias que sucumbieron por el paso del tiempo y las transformaciones mundiales. En el ámbito social, ricos y pobres representan la opulencia y la miseria contrastada hasta la náusea, al grado de que Guatemala ocupa el tercer lugar mundial en concentración de la riqueza.

En el ámbito cultural, indígenas y ladinos protagonizan una innecesaria confrontación, que ha impedido construir, durante cinco siglos, una identidad nacional, incluyente y sumatoria. En el ámbito religioso, manos perversas acrecientan las contradicciones entre católicos, evangélicos y los practicantes de la cosmovisión maya, con el avieso fin de mantenernos divididos y dominados.

Lógicamente, el ámbito político electoral no podía ser la excepción; por ello no es de extrañar que la confrontación entre el FRG y los demás partidos -salvo el PAN- que ocupó la atención de la ciudadanía durante la primera ronda electoral, haya sido sustituida, casi de inmediato, por una virulenta confrontación entre Colom y Berger.

En mi correo electrónico he recibido cientos de mensajes en contra de Álvaro Colom y su partido, con un contenido tan virulento, que genera una reacción contraria al propósito de sus anónimos remitentes, pues todos los que tenemos dos dedos de frente rechazamos tales prácticas, máxime si van dirigidas contra la esposa y la madre del candidato.

En contrapartida, a Colom lo ha dominado el natural enojo que generan tales mensajes, atacando a un Oscar Berger que no polemiza, provocando el rechazo de los votantes indecisos que dicen ya no querer más confrontación.

Sin embargo, durante el frustrado debate entre los candidatos presidenciales, los seguidores de sendos partidos se enfrentaron soezmente, dando un deplorable espectáculo, que debió ameritar la suspensión temporal del evento, si los moderadores hubieran tenido la capacidad y la voluntad para desempeñar bien su papel.

Particular reflexión debería motivarnos la actitud de las vociferantes y elegantes seguidoras de Berger, quienes mantuvieron una actitud tan vulgar, que sus lujosas vestiduras no pudieron ocultar su falta de educación.

Digo esto sin ánimo de acrecentar la polémica, pues me ha indignado escuchar en los círculos de la ?alta sociedad? que no quieren que gane Colom porque su equipo es de gente ?cholera?, evidenciando con su miope clasismo que confunden la calidad humana con la apariencia.

Igualmente, es preocupante que en la Octava Encuesta, el 63.5% de los entrevistados sostiene que Oscar Berger ?debería contestar los ataques que le hace Alvaro Colom?.

Quienes elaboraron la pregunta hacen, de antemano, un juicio de valor, al no distinguir entre ataques -que sí ha habido- y señalamientos o cuestionamientos válidos, induciendo una posición contestataria en los encuestados, quien responden en consecuencia, acrecentándose la incultura política.

El candidato ganador encontrará al país devastado por cientos de problemas estructurales y coyunturales, razón por la cual todos los analistas hemos planteado la necesidad de un pacto político en el Congreso de la República, y un pacto social con las fuerzas populares de la nación. La pregunta obligada es ¿será posible gestar tales pactos en el clima de polaridad social imperante?

Los candidatos, sus asesores y partidarios deberían, por una vez, deponer la irreflexión y el sectarismo, para que -sin renunciar a sus preferencias partidarias- sentemos las bases para la construcción de la impostergable unidad nacional, basada en la justicia social, la equidad de género y etnia, y la imperancia de un Estado democrático de Derecho. Mañana podría ser tarde.

ESCRITO POR: