CABILDO ABIERTOLas doce campanadas

VÍCTOR FERRIGNO

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Todos vamos a brindar por un venturoso Año Nuevo; sin embargo, no deberíamos olvidar que un buen año no llega por sí solo, se construye con el esfuerzo de toda la sociedad. Por ello, debemos recordar y reflexionar sobre los principales hechos del año que termina, para que no se vuelvan a repetir los negativos y reforzar los positivos. Durante el Año Viejo, la vida nos dio doce campanadas, una por mes, que no debemos olvidar.

Con un campanazo iniciamos el ascenso de la cuesta de Enero, con la condena, en Cuba, de tres guatemaltecos acusados de actividades terroristas. El hecho puso en el tapete el tema de la soberanía: cada nación debe ser libre de definir su destino sin la intervención de fuerzas extranjeras. Este es un principio básico contenido en la Carta de la ONU, y de su vigencia plena depende la paz mundial, hoy tan amenazada por diferentes bandos.

En Febrero, escuchamos una fuerte campanada por la impunidad con la que fue asesinado Cesar Rodas Furlán, testigo clave en el caso de la Tipografía Nacional, y por el secuestro de Lizardo Sosa, presidente del Banco de Guatemala y de la Junta Monetaria. Ambos hechos criminales presagiaron el clima de impunidad que reinaría durante todo el año, pues evidenciaron que el Estado no provee seguridad a ningún ciudadano, ni siquiera a sus más altos funcionarios.

La campanada de marzo fue por los presuntos actos de corrupción que se adjudican a funcionarios del más alto nivel.

El uso injustificado del avión presidencial por César Medina, a quien EU le canceló la visa, al igual que al general retirado Francisco Ortega Menaldo, dio pie a una cadena interminable de denuncias de corrupción, que han mermado la confianza ciudadana en funcionarios e instituciones, al grado que la comunidad internacional ha tenido que intervenir con medidas enérgicas, nunca antes vistas en al ámbito diplomático.

En abril, las campanas tocaron a rebato por nuevos y múltiples casos de presunta corrupción: irregularidades millonarias en la compra de papel en la Tipografía Nacional, disolución del Departamento de Operaciones Antinarcóticos, el CACIF se retira de la Junta Directiva del IGSS por sospechas de fraude, el Presidente es investigado por el Congreso de la República.

Se hace evidente que el cáncer de la corrupción contamina al Estado y a la sociedad.

La campanada de mayo resuena por resoluciones legales polémicas: Francisco Alvarado Macdonald mantiene su libertad bajo fianza y el Vicepresidente, Francisco Reyes, es exculpado por la Comisión Pesquisidora del Congreso de la República.

En junio, las campanas presagian serios problemas para el Estado de Derecho: los ex Patrulleros Civiles se toman el Petén en demanda de indemnización, y el Presidente Portillo acusa a dos militares retirados y al director de un diario de haber fraguado, al menos, tres golpes de Estado.

Con la presencia del Papa y la beatificación del hermano Pedro, resuena una campanada de alegría para los feligreses católicos, en el mes de Julio.

La campanada de agosto anuncia las esperadas protestas sociales: mediante siete manifestaciones populares se actualiza el reclamo agrario y salarial, y se rechaza la indemnización a los ex PAC; da inicio el paro hospitalario. Para el movimiento social fue evidente que sus demandas no serán atendidas si no demuestra capacidad de movilización.

En septiembre, una trágica campanada pone de manifiesto la indefensión de los migrantes y de los pobres, con la muerte de 14 jornaleros en Maine, EU, y con las 36 víctimas del deslave en San Lucas Tolimán. Se manifiesta la desidia gubernamental para atender calamidades públicas.

Después de once años de lucha de la familia Mack y de la sociedad guatemalteca, una campanada triunfal anuncia, en octubre, la condena del coronel Juan Valencia, por el asesinato de Myrna Mack. Tal esfuerzo demuestra que se puede luchar contra la impunidad.

En noviembre, con un débil campanazo, da inicio la contienda electoral, con la celebración de asambleas generales de diversos partidos políticos. Aparecen muchas ofertas electorales, pero ningún planteamiento programático serio.

La campanada de diciembre fue trágica; anunció el asesinato de don Antonio Pop Caal y una masacre durante el motín carcelario en Pavoncito.

Este recuento de hechos relevantes evidencia que el balance del año 2002 fue negativo; de nosotros, todos, depende que el Año Nuevo sea mejor. El futuro no se decreta, se construye, paso a paso. Brindemos por la vida. ¡Salud!

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