CABILDO ABIERTOSociedad y comunicación

VÍCTOR FERRIGNO

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Durante el siglo XXI las principales disputas económicas serán por el agua y la información, que constituyen los bienes más codiciados en la posmodernidad. El debate se centra en que si debieran ser bienes públicos, de utilidad social, o mercancías que acrecienten los haberes de las grandes empresas trasnacionales -ETN-.

Históricamente, los seres y bienes que el comercio convirtió en las mercancías más preciadas fueron -en un orden aproximado- los esclavos, la tierra, las especias, el oro, el petróleo, las armas, las drogas, la biodiversidad y el dinero, en tanto medio para la especulación financiera. La rentabilidad de todos estos elementos ha sido superada por la información; no es casual que el hombre más rico del planeta, Bill Gates, haya amasado su fortuna sobre la base de programas informáticos.

La brecha entre ricos y pobres -se trate de países o personas- se ensanchará por la posesión de la información y del conocimiento convertidos en tecnología: informática, telecomunicaciones, energía, genética y robótica. Las sociedades más desarrolladas y ricas serán aquellas que posean más educación, mayores destrezas y mejor tecnología. No se necesita hacer grandes análisis para prever que ese lugar lo ocuparán los países del norte, cuya opulencia se edificó expoliando a los países del Tercer Mundo durante los últimos cinco siglos.

Para tratar el tema de la información -con participación de Gobiernos, empresas y sociedades- las Naciones Unidas convocaron a la ?Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información? (CMSI), que se realizará en diciembre de 2003 en Ginebra, Suiza. En las reuniones preparatorias se ha puesto de manifiesto las grandes divergencias que existen entre las organizaciones sociales y las ETN, cuyo interés primordial es lucrar con el derecho humano a la información.

Lo preocupante en este debate es que las ETN han ido copando el control de los órganos encargados de la temática, pues el Secretario General de la ONU encargó a la Unión Internacional de las Telecomunicaciones -UIT- el proceso preparatorio de la CMSI y le dio la categoría de organismo rector, a pesar de ser un ente técnico y semiprivatizado, que no acredita a ONGs para que puedan realizar labores de observación y seguimiento de sus políticas.

Desde 1992, poderosas empresas como Siemens, Motorola, Bell, Nec, Alcatel, Ericsson y ATT forman parte del principal y cuasi deliberante órgano consultivo de la UIT, y en julio pasado, el Comité Organizador de Alto Nivel -compuesto por la UIT y otros organismos de la ONU- tomó la decisión de acreditar provisionalmente a 39 empresas asociadas a la UIT, a pesar de que el sector privado ya está representado a través de organizaciones como la Cámara de Comercio Internacional y el Foro Económico Mundial.

Mientras las ETN confunden el derecho a la información con el lucro, las organizaciones sociales y las ONGs abogan por una sociedad de la comunicación. Advierten que, hoy día, la información fluye unilateralmente de los medios de comunicación a los ciudadanos, reduciéndolos a consumidores, mientras que -para la resolución de los problemas planetarios- el mundo necesita una comunicación interactiva, de doble vía y respetuosa de los derechos humanos y de la diversidad cultural.

Por ello, cientos de organizaciones han definido como objetivo estratégico la defensa del Derecho a la Comunicación en la sociedad de la información. Enfatizan la necesidad de rescatar los conceptos de ?comunicación? y ?participación? a la par del de ?información?, pues se trata de reivindicar a la comunicación como un proceso interactivo, participativo y democrático.

Hundidos en la pobreza, la corrupción y el hambre, la lucha de la mayoría de guatemaltecos es por los alimentos y por la tierra para producirlos,mientras el mundo desarrollado se disputa el conocimiento, el nuevo tesoro de la humanidad. Nuestra sociedad cavernícola está a años luz de la sociedad de la información, nos separa la misma brecha que distancia al pasado del futuro, ese insondable abismo que solamente podrá ser superado mediante una comunicación respetuosa, fluida, intercultural y multilingüe.

¿Hablamos?

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