CABILDO ABIERTOUn liberto secuestrado

VÍCTOR FERRIGNO

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La inteligencia guatemalteca ha sufrido un duro golpe con el secuestro de don Antonio Pop Caal. Con este hecho, además de evidenciarse la ausencia de seguridad pública, no sólo se le priva de la libertad a un hombre de valía, sino que la intelectualidad indígena se ve seriamente amenazada por el plagio de uno de sus más preclaros exponentes.

A pesar de ser uno de los ciudadanos más connotados de las verapaces, los medios de comunicación le han dado una escasa cobertura al secuestro del jurista Pop Caal, y los órganos de seguridad han hecho gala de incompetencia. No me cabe la menor duda que tales omisiones se deben a que el plagiado es un q?eqchi; es contra esta discriminación que ha luchado toda su vida Don Tono y su familia.

Según sus familiares, el abogado verapacense fue plagiado el 9 de octubre del 2002, entre las 18 y las 20 horas, frente al Centro Universitario del Norte, CUNOR, de la ciudad de Cobán, Alta Verapaz. El vehículo que conducía fue encontrado abandonado en ese lugar, en las primeras horas de la mañana del día siguiente. La familia fue contactada por los plagiarios hasta las 11:00 horas para pedir un rescate económico. Las comunicaciones para definir los términos de la negociación se realizaron durante dos días, pero desde el viernes 11 de octubre sus captores no han vuelto a hacer contacto, ni se tiene ninguna información sobre don Antonio Pop Caal.

Si hay un término que define a Antonio Pop Caal es el de liberto. A lo largo de toda su vida se ha ido liberando de las ataduras de la pobreza, la ignorancia, el racismo, la alienación y el colonialismo interno, ese que nace en la mente y el espíritu del oprimido tras siglos de sojuzgamiento.

Antonio Pop Caal nació el 13 de Junio de 1940, en la aldea Chirremesché, de Cobán, Alta Verapaz. Sus padres fueron mozos colonos que más tarde se dedicaron a la sastrería, emigrando a la ciudad de Cobán para poder darle estudios a sus hijos.

Cursó su primaria en la Escuela Víctor Chavarría, de Cobán; a la edad de 12 años, como premio en su calidad de alumno brillante, fue enviado por el obispo de las verapaces a estudiar bachillerato en el Seminario Menor de Santiago, de la capital. Posteriormente, cursó tres años de Filosofía en el Seminario Mayor del Espíritu Santo, en Quetzaltenango.

Por su extraordinaria capacidad intelectual, fue enviado a estudiar sacerdocio al Seminario Mayor de Palencia, España, y de allí a la Universidad de Salamanca, de donde egresó con un Doctorado en sociología, filosofía y teología.

En su conciencia ya bullía la rebelión contra el colonialismo cultural y religioso, por lo que, recién ordenado sacerdote, renunció de la carrera eclesiástica, sin haber oficiado su primera misa, y regresó a Guatemala a iniciar una vida laica, en defensa de la identidad indígena.

Al intentar validar sus estudios universitarios realizados en España, las autoridades educativas del país le indicaron que estos no tenían ninguna validez, sin reconocerle siquiera sus estudios de básico y bachillerato, por haberlos cursado en centros educativos religiosos. Sin arredrarse frente a este obstáculo, realizó los estudios básicos y la carrera de maestro por suficiencia.

Posteriormente, se trasladó a Guatemala para cursar la carrera de Ciencias Jurídicas y Sociales, en la Universidad de San Carlos, de donde se graduó de Abogado y Notario, no sin antes participar en la Asociación de Estudiantes Universitarios -AEU-.

Desde entonces, don Tono fue ganándose, con tesón y talento, un espacio connotado entre los intelectuales mayas que, armados de razón y corazón, se han enfrentado al racismo imperante en nuestro país, impulsando el debate sobre la identidad del pueblo maya y la indianidad, y escribiendo dos obras ya clásicas: Réplica de un indio ante una disertación ladina, y Judeocristianismo y colonización.

Fue miembro del primer grupo de indígenas organizados llamado CABRACAN, además de fundador de la Academia de las Lenguas Mayas, de la Asociación de Abogados de Alta Verapaz y de diversos grupos de guías espirituales maya Q?eqchis.

Desde esta columna llamo a periodistas, intelectuales, artistas, dirigentes indígenas y a toda la ciudadanía para que impulsemos una campaña nacional para rescatar, con vida, a don Antonio Pop Caal, un hombre libertario que, con su ejemplo de lucha, nos ha trazado el camino a la interculturalidad.

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