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Camino al Himalaya

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El libro Switch se titula en español Cambia de chip. Sus autores, Dan y Chip Heath, son expertos en comportamiento organizacional. El argumento del libro versa sobre cómo aprendemos a modificar nuestras conductas para cumplir con los objetivos que nos proponemos. Los hermanos Heath describen que el cerebro humano tiene dos sistemas diferentes que se mantienen en constante tensión: la mente racional y la mente emocional. Estos sistemas compiten por tener el control. Por ejemplo, nuestra mente racional desea hacer cambios en la empresa, pero nuestro sistema emocional se resiste a dejar su zona de confort.

El cerebro racional ansía un cuerpo escultural, pero el sistema emotivo suspira por una galleta de chocolate. El conflicto sabotea nuestros objetivos.

Los autores utilizan la imagen de un jinete (la razón), que va montado sobre un elefante (el cuerpo y las emociones). ¿Cómo conseguir que el jinete y el elefante pacten, caminen juntos, para alcanzar nuestras metas? La clave reside en tres puntos: 1. Ver claro el objetivo. 2. Sentir emoción. El sentimiento mueve al elefante. 3. Trazar un camino para llegar a la meta.

Conozco una amiga que posee el arte de alinear estas tres claves de la vida para cumplir lo que se propone. Se llama María del Carmen de Otaolaurruchi. Es una deportista tenaz. Su última hazaña fue este año, en abril. Caminó hasta el Campo Base del Éverest, localizado a 5,364 metros sobre el nivel del mar, y subió más allá hasta Kala Patthar, a 5,550 metros sobre el nivel del mar.

Ma. del Carmen está casada, tiene tres hijos, jóvenes-adultos y su empresa es exitosa. Comenta: “Mi vida no estaría completa si no aporto algo a la sociedad”. Su familia apoya el proyecto en el área del relleno sanitario conocido como “Operación rescate.” Llevan cena tres veces a la semana a las familias de los 390 niños y jóvenes de la calle que asisten al colegio privado Apóyate en mí. “Esos niños también son parte de mis sueños”, enfatizó.

Su camino al Himalaya empezó cuando se fracturó el pie en el año 2005. Al año siguiente, en las terapias, conoció a un grupo de corredores que la animaron a correr. “Empecé corriendo sólo un kilómetro. La idea no era competir, sino disfrutar la actividad. Terminé participando en varias maratones: Nueva York, Chicago, Disney, Miami y Berlín. Luego aprendí a bucear para acompañar a mis hijos. Hemos buceado con los tiburones. Mi mamá me educó sin miedos.

¿Soñaste alguna vez viajar al Himalaya? “Nunca. El año pasado empecé a planificar una fiesta para celebrar mis 50 años. Vi lo que gastaría y sentí que no valía la pena. Al poco tiempo vi una foto del Éverest. En ese instante supe que ¡allí quería ir! Sabía que era una ilusión. Si lo lograba, fantástico. Pero, si no, igualmente me gozaría el intento para lograrlo”.

Ma. del Carmen narra que a partir de tomar su decisión todo fue fluyendo. Encontró cuatro amigas que se entusiasmaron y formaron equipo, y un amigo les dio los contactos para el viaje. “Decidí caminar con mi hijo menor, de Carmelita hacia El Mirador, Petén. No podía ir hasta Nepal sin haber visitado ese maravilloso sitio arqueológico maya. Luego subí volcanes. No tenía el tiempo para prepararme profesionalmente”.

En enero de este año 2017, en el volcán Atitlán, Ma. del Carmen se cayó y se fracturó la muñeca, lo que ameritó operación. Sin embargo, el 19 de abril viajaba a Nepal con destino al Himalaya. (En otro artículo narraré la aventura). “¿Cuál es tu mensaje para los chapines?”, preguntó el Clarinero. Sonriendo dijo: “¡El cielo es el límite!”.

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