VENTANA

Cirugía mayor

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“Para pensar en cambios significativos y sostenibles es importante que pensemos menos como políticos o gerentes y más como biólogos”, dice Peter Senge en su libro La danza del cambio. Es importante estar en contacto con lo real, con la vida y la muerte, porque el mundo de las abstracciones, donde la realidad se transforma en un concepto, fácilmente nos confunde y nos pierde. Esta reflexión se debe a que, en las últimas semanas de abril y de mayo, los chapines nos estamos jugando el futuro del país con los cambios que podemos realizar. Estamos en un punto de no retorno, o extirpamos con valentía el tumor, realizamos una cirugía mayor al hacer las reformas de la justicia y a la Ley Electoral y de Partidos Políticos que se necesitan, o el cáncer de la corrupción nos aniquilará. Este momento no se repetirá. “Es ahora o nunca”, agregó el Clarinero.

El próximo 26 de mayo el presidente Morales deberá vetar o sancionar la LEPP. ¿Pero recogen las modificaciones de la “nueva ley” nuestras demandas ciudadanas? Desde el año pasado el informe de la Cicig diagnosticó que el eje transversal de la corrupción que contamina al Estado es el financiamiento de las organizaciones políticas. “Desde 1985 el sistema permite financiamientos amañados”, dijo el exdiputado Aníbal García en una entrevista a Primera Hora, en Emisoras Unidas, el pasado 13 de mayo. “Quien quiere hacer política en Guatemala tiene que venderle el alma al diablo”. El Lic. Aníbal García señaló que las campañas superan el techo presupuestario de Q50 millones, llegan a Q500 millones. ¡Es inmoral en un país como el nuestro, donde un millón y medio de guatemaltecos padecen hambre! Las modificaciones a la “nueva ley de partidos políticos” se realizaron a conveniencia de los políticos, y no de acuerdo a las peticiones del pueblo de Guatemala. Por ejemplo, no se aprobó el fortalecimiento de los comités cívicos ni la posibilidad de estos a postular diputados. El nepotismo sigue y la reelección sin límite de los diputados son artículos que persisten. Como bien dijo el Lic. García: “Es como poner a Drácula a cuidar el banco de sangre.”

A diferencia de las tibias modificaciones a la nueva Ley de Partidos Políticos, que no sanan nuestro sistema político, la fiscal general, Thelma Aldana, y el comisionado de Cicig, Iván Velásquez, convocaron al Diálogo Nacional “Hacia la reforma de la justicia”, el pasado 25 de abril. A partir de esa fecha realizan mesas de trabajo con los ciudadanos que desean participar, en Quetzaltenango, Huehuetenango, Alta Verapaz, Zacapa, Petén, Jutiapa, Sacatepéquez y la ciudad de Guatemala. Ese diálogo es histórico. Es un movimiento sanador que fortalecerá nuestro sistema de justicia, que es la columna vertebral de una nación. Entre los temas que se discuten están: la carrera judicial y las demás carreras profesionales en el sistema de justicia; el ejercicio del sistema jurídico de los pueblos indígenas; el amparo y el antejuicio. En mi opinión, y como me comentó un respetable abogado, no es prudente avalar el derecho de antejuicio para los alcaldes. Ese es otro foco de corrupción que debe ser extirpado. El antejuicio no fue históricamente diseñado para los alcaldes. Si un alcalde es ilegalmente demandado, tendrá derecho a demandar daños y perjuicios, igual que cualquier persona. ¿Acaso hay argumentos para hacerlo de otra manera?

No consintamos a quienes abogan por “curaciones a medias”. Tenemos un cáncer terminal, no podremos “revisarlo” hasta el año 2020. El éxito de una operación es remover la totalidad del tumor. Una recaída será fatal.

clarinerormr@hotmail.com

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