HAGAMOS LA DIFERENCIA

100 años después… seguimos con terracería

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El municipio de El Chol, se encuentra en el sur del departamento de Baja Verapaz, un bello, seguro y paradisíaco lugar, donde sus habitantes viven en una armonía envidiable. Por la tranquilidad del lugar, las propiedades han adquirido una plusvalía como ningún otro lugar del país, siendo los precios comparables a los que se manejan en la capital. En su centro sobresale la iglesia colonial, la edificación más antigua del lugar, que se inició a construir en 1687 y se concluyó en 1748, única en el departamento por su enigmática bóveda. Después de que sus primeros habitantes “los indios choles” fueran colonizados por fray José Ángel Zenoyo, quien tomó formal posesión del lugar en 1690, se estableció un grupo de españoles que según fuentes no confirmadas fueron desterrados al lugar, surgiendo posteriormente una población ladina diferenciada junto a la de Granados de los demás pueblos con predominancia de población indígena en Baja Verapaz. Es un municipio pujante, aunque con tierras poco adecuadas para el cultivo, con buena parte de su territorio ubicada en el corredor seco, pero con habitantes habituados a sobrevivir mediante una cultura campesina conservadora de reservas alimenticias básicas. Sin embargo, los gobiernos han olvidado dotar al municipio de la infraestructura vial adecuada, a su cabecera municipal no llega aún, ninguna de las carreteras asfaltadas y siguen siendo después de casi 100 años únicamente comunicada mediante carreteras de terracería.

' La ampliación y mejoramiento de la Ruta Nacional 5 quedó en el olvido después de 14 años de iniciado el proyecto.

Samuel Reyes Gómez

El municipio es atravesado por la Ruta Nacional 5 que viene de la capital hacia Cobán, ruta alterna importante hacia el norte, que quedó de manifiesto cuando colapsó durante el terremoto del 76 el Puente de Aguas Calientes en El Rancho, al desviar un buen porcentaje del tránsito por esta carretera. El proyecto de Ampliación y Mejoramiento de la Ruta Nacional 5: Montufar-Concúa-Granados-El Chol quedó abandonado con algunos tramos inconclusos, faltando aproximadamente 4 kilómetros para llegar a la cabecera del Chol. El proyecto El Chol-Rabinal también está inconcluso faltando casi 10 kilómetros para comunicar con la cabecera municipal de Rabinal. El primer proyecto se inició el 1 de agosto del 2007 —hace 14 años—, teniendo ya varias ampliaciones presupuestarias y de tiempo, superando el 47.8% del presupuesto original, siendo el costo actual de Q217.505,951.69. Además, se convirtió en algo emblemático, el observar el puente Concúa, que exhibe únicamente la estructura metálica sobre el río Motagua, cuya conclusión requiere, de no mucha inversión, obligando al tránsito atravesar dicho río por un Puente Bailey cuya cama de madera se deteriora constantemente por el tránsito pesado sobre dicha infraestructura provisional. Otra ruta alterna para comunicar el municipio pasa por las aldeas Los Lochuyes, Los Jobos, Lo de Reyes, también de terracería que entronca a la carretera Salamá-La Canoa-Guatemala, transitable únicamente en el verano cuando se coloca provisionalmente un puente rústico de plataforma de camión sobre el río Motagua, cuyo puente fue arrastrado por la crecida del río provocada por la tormenta Agatha en junio del 2010. Señores del Micivi es tiempo, que pongan atención a estos proyectos, el asfalto sobre estas rutas y la construcción de los puentes de Concúa y Lo de Reyes, deben ser prioridad, pues es evidente el olvido en que han dejado esta infraestructura vial importante para el desarrollo del norte del país y especialmente del municipio de El Chol, cuyos habitantes han sido benevolentes como les caracteriza al no exigir la continuación de estos proyectos, es inconcebible, que los puentes no se construyan de nuevo, después de once años que el Ágatha arrastrará todos los puentes que sobre el Motagua estaban en este departamento, que las obras de Construcción y Ampliación de la Ruta Nacional 5 no continúen y concluyan después de 14 años de iniciadas. Basta ya, tanta indolencia hacia estas comunidades.

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.