CATALEJO
Arévalo y Milei: retos, similitudes y peligros
A los sorpresivos resultados electorales en países distintos pero de alguna manera similares, muchas veces es posible encontrarles similitudes, retos y peligros. No son la excepción los casos de Bernardo Arévalo (BA) y de Javier Milei (JM) en Guatemala y Argentina, respectivamente. Es muy temprano para conocer efectos, pero en ambos casos las esperanzas de los votantes por cambios son muy altas, lo cual implica poca paciencia si no se realizan pronto, lo cual depende del Congreso, donde BA tiene sólo 23 diputados de los 160 y JM, 7 senadores y 72 congresistas, de 257. El riesgo mayor lo tiene JM, porque el paleo-peronismo kirchnerista aún tiene fuerza, y como en Guatemala, los adversarios están desesperados y podrán hacer cualquier cosa a fin de provocar el fracaso del nuevo gobierno, aunque el país se hunda más.
Algunas cifras dignas de tomar en cuenta, son: en segunda vuelta, ausentismo: BA, 41%; JM, 25%; Diferencia de votos: BA, 800 mil; JM, 3 millones. BA, sorpresa desde la 1a. vuelta: JM bajó al 2º lugar en la 1ª vuelta; ganador sin duda en la segunda. Compañera de fórmula: BA, desconocida; JM, conocida y con caudal político. Aceptación de victoria: BA, 90 días después, Torres se niega; a JM Massa la dio ese mismo día. Años en política partidista: BA, seis años; JM, tres. Apoyo empresarial: BA, poco en algunos, muy rechazado por el resto; JM, débil, por su estilo confrontativo. Equipo: BA, muy débil, inexperto, y algunos funcionarios anunciados son exfuncionarios de UNE. Cambios: BA, no ha sido claro; JM, lo dijo desde el principio. Personalidad: BA, calmado, voz pausada; JM gritón, violento, desaliñado.
En Argentina, los totales colapsos económico y político, aunados a la corrupción permiten predecir un rompimiento social si no se cumplen las promesas (aunque algunas sean irreales como la dolarización). El kirchnerismo provocó la llegada de un neopolítico y ojalá sea el inicio de un cambio para ese país. Con Guatemala, la diferencia mayor se centra en las manifestaciones populares para el respeto de la democracia (aunque los paros y la paralización del país, por salirse de control, hayan causado mucha pérdida del apoyo inicial), debido a una actitud congresista de usar los poderes del Estado como arma de venganza, lo cual no ocurrió en Argentina. En ambos casos puede pasar si no se realizan alianzas, no contubernios, o sea cohabitaciones maritales ilícitas pero en el campo politiquero.
' Aunque distintas, las importantes similitudes de Guatemala y de Argentina explican los resultados electorales.
Mario Antonio Sandoval
La suerte del neopolítico Milei depende de sí mismo, al estar obligado a abandonar actitudes triunfalistas y vanidosas para así hacer alianzas con los grupos afines a su vicepresidenta, Victoria Villarruel. Por cierto, la instalación de una pareja en el mando del país ya ha sido experimentada sin éxito en Guatemala, donde ahora ocurre por segunda vez. La totalidad del sector privado organizado local ya se pronunció ayer para exigir el respeto a los resultados, lo cual debilita la acusación de ser sólo izquierdistas quienes apoyan. En lo jurídico, la intención de desaforar a los oficialmente electos ya está ampliamente señalada y comprobada como ilegal y esto confirma a la politiquería como la base principal de los constantes, ingeniosos, intentos por repetir las elecciones, y gente no electa en las urnas.
Por último, igual de importante, hay otra diferencia fundamental. En Guatemala, el interregno entre la segunda vuelta y la toma de posesión son seis meses, mientras en Argentina 40 días, cada caso con sus ventajas y desventajas cuando se trata de presidentes sin experiencia política partidista. Hay mayor incertidumbre con amplitud de los casos de cambios por motivos normales en la conducción de un país. Es imposible señalar siquiera la compleja cantidad de retos, pero un artículo periodístico permite dar un vistazo general para identificar las causas de los resultados electorales. América Latina de nuevo es un escenario de obras dramáticas con posibilidades de volverse tragedias. Hoy se cumplen 60 años del asesinato del presidente John Kennedy, quien se adelantó a su época y lo pagó caro. En el continente, las similitudes son motivo del inapelable juicio de la Historia.