CATALEJO

Arrecian los aguaceros de la tormenta perfecta

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Alejandro Giammattei es el centro indiscutible de todos los problemas de este agonizante gobierno, cuyo fin se encuentra a los pocos pero a la vez muy largos 30 días de distancia. Ha logrado entrar a la Historia nacional como el peor presidente de todos, con el agregado de tener en este momento al país a las puertas de sanciones internacionales muy serias, anunciadas hasta la saciedad y ante la arrogancia, ya iniciadas con golpes muy directos. Esto debe preocupar a todos los ciudadanos e instituciones no gubernativas porque sus consecuencias nos afectarán a todos, en lo nacional y en las relaciones de Guatemala con el mundo. La Navidad está cerca pero aun así se mantiene y crece entre los guatemaltecos la indignación, la frustración y el justificado temor ante el futuro.

' Ayer mismo, la nueva decisión de la CC ejemplifica las fisuras en las entidades cooptadas por el oficialismo y es muy sorpresiva.

Mario Antonio Sandoval

La activación de la carta interamericana de la OEA es una condena cuyo peor efecto es la suspensión o expulsión de Guatemala, una vergüenza. Pero aunque no suceda, ya las instituciones financieras privadas o de estados están al tanto, porque el gobierno quedó sin espacio de maniobra, cuando los hechos contradicen las palabras de Giammattei, así como su sugerencia vía el MP de anular las elecciones. La reacción fue inmediata y la condena de 29 países en la OEA es efecto evidente. A propósito, la abstención salvadoreña fue en realidad un voto vergonzante en contra en un acto bukelesco para evitar algo similar cuando su gobierno caiga en una desgracia como la de hoy con Giammattei. El mensaje continental es simple: “ya no pueden seguir así”.

Ayer, la Comunidad Europea, por 98% de votos internos, cerró las puertas a los principales aliados (¿peones?) giammateístas y analiza las acciones de los cooptados organismos estatales. Estados Unidos ya había lanzado una terrible andanada específica a Miguel Martínez —el abucheado por la ciudadanía— y retiró las visas a la presidenta del Congreso, a cien diputados y 200 otros ciudadanos del área de importancia política y económica. La CC abandonó a los aliados, así como antes lo hizo el TSE. En este contexto, es risible y cae en el basurero la hepática reacción de pedir al Congreso estadounidense llamar al orden al departamento de Estado. Todo esto borra el argumento de invocar soberanía nacional y el gobierno no podrá negarse a una nueva visita de la OEA.

Por aparte, la negación de visas estadounidenses reduce la cantidad de países a donde los castigados puedan viajar, porque muchos de ellos ven con malos ojos a quienes, teniéndolo, les ha sido retirado y en especial a causa de las razones conocidas por todos, al ser evidentes. La tormenta se está volviendo perfecta y ante eso a todos los sectores guatemaltecos no gubernativos también ya se les acabó toda alternativa. Las diversas corrientes académicas, empresariales, ideológicas, incluso partidistas, hasta por conveniencia no pueden colocarse donde se les pueda considerar aliadas, complacientes o participantes con lo fundamental de todo esto: la corrupción, causante de muerte de ciudadanos inocentes en el caso de las vacunas rusas, por ejemplo.

Internamente, los políticos estadounidenses están ocupados o preocupados por el intento de lograr un juicio político contra Biden, en respuesta a los aprietos legales donde está Trump. Sin embargo, hay posiciones bipartidistas comunes, entre ellas la defensa de los valores democráticos y dentro de ellos el fundamental respeto a los resultados electorales. En medio de esta crisis, las acciones internas del presidente electo deben ser cuidadosas para mantenerse en el campo de la seriedad obligada por aquello en juego. Es una obligación. No hay lugar para ninguna actividad, declaración, etcétera, dirigida a tocar temas de poca o nula importancia para el futuro del país, ya comprometido para muchos años a consecuencia de la ceguera para analizar las realidades y los tiempos.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.