CATALEJO

Avanza convencimiento de aplastar la corrupción

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Cada vez se afianza más en los guatemaltecos de diversos criterios políticos, ideológicos y de toda clase socio-económico-educativa la comprensión y el convencimiento de ver a la corrupción como la base inequívoca de la realidad nacional y del futuro negro y tormentoso. El coronavirus hizo a los guatemaltecos despertar y comprobar cómo los actuales frutos de esa hierba mala y venenosa son el efecto de un largo proceso fortificado inexorablemente hasta llegar a extremos absolutamente increíbles para el mundo, pero reales en un país como el nuestro. Esta lacra moral, propia de la gentuza y por tanto carente de alma, altera, trastorna, perturba, deprava, daña, pero sobre todo provoca poca educación, desnutrición y muerte. Para llegar a una nueva normalidad se debe aplastarla como se hace con los ofidios.

' La impostergable lucha contra la corrupción implica entender sus causas y sus efectos para poder participar para eliminarla cuanto antes.

Mario Antonio Sandoval

La corrupción es un enorme monstruo de miles de cabezas y tamaños. Se tiende a verla únicamente como sinónimo de gran corrupción, la cual se presenta en cantidades enormes y en entidades públicas o privadas. Se le considera un gran tigre, pero también existen gatos: ambos son felinos. Igualmente, como un gran tiburón blanco, pero también existen sardinas. Tiene muchas variantes: el robo de dinero es una de las más conocidas. Se esconde en la compra de cualquier insumo para beneficiar a un pariente o amigo, a pesar de tener mala calidad, alto precio, inutilidad, y así un largo etcétera. Para iniciar en serio la lucha contra la corrupción, es necesario hacer un listado de sus niveles y manifestaciones, para dedicar un esfuerzo concentrado sobre algún objetivo fijo.

Se deben simultáneamente establecer las penas legales para castigarla con rigor, porque el primer paso para solucionarla es el temor a las multas y a las penas inconmutables de prisión. China Comunista emplea este criterio, y llega a castigar con la pena de muerte a quienes cometen este tipo de hechos delictivos, luego de juicios de los cuales es muy difícil salir libre debido al tipo de acusación y de no poder justificar súbitos cambios en la escala económica. La lucha contra la corrupción en Guatemala debe empezar, aunque no quedarse solo en eso, con hacer mucho más duros los castigos por medio de cambios en las leyes, pero este es uno de los logros más difíciles, porque la horda corrupta luchará por dejar las leyes como están.

La corrupción mata. Mata cuando un hospital, una escuela, se caen a causa de hierro de menor grado o calidad en las columnas; cuando un puente o una carretera intencionalmente mal construidos se llenan de hoyos, o se derrumban las laderas. Se le deben en forma directa el atraso social y económico, así como la posición nacional comparada con el resto de naciones; igualmente, es la causa principal de la creación de leyes de muy mala calidad y peor aplicadas; el endeudamiento para la actual y prósperas generaciones; los engaños a los ciudadanos durante las campañas políticas; la entrega del país a intereses extranjeros, ya sea políticos o económicos, públicos o privados; la destrucción de la naturaleza, la mayoría de las veces irreparable.

Este flagelo no se combate solamente con leyes y castigos legales, porque hay formas de evadirlos. La ciudadanía tiene un arma poderosa para combatirla: ejercer la vindicta, antiguo vocablo sinónimo de rechazo, de venganza ante el agravio, la deshonra, y es también enviar a un exilio, una separación del corrupto al resto de la sociedad, aunque esto comience a un nivel del círculo de familiares, amigos, colegas, vecinos. La estupidez, la corrupción y el dinero no se pueden esconder porque se hacen evidentes, a veces en forma grosera. Cada quien debe pensar “en mi casa no hay lugar para un corrupto, ni tengo motivos para saludarlo en una fiesta”. Hacerlo es convertirse en cómplice. Al actuar de manera complaciente, los guatemaltecos compartimos la corrupción.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.