HAGAMOS LA DIFERENCIA

Bicentenario, y ¿ahora qué?

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Una de las características del guatemalteco es el escaso patriotismo que posee; aunque es alegre, amable, soportador, el amor por la patria no es lo suyo, ya quisiéramos tener el sentimiento por su país que tienen los mexicanos, los estadounidenses, los japoneses por citar unos pocos. Por lo mismo, en medio del acontecimiento del Bicentenario de la Patria, las opiniones fueron contradictorias y variopintas. Por un lado, personas e instituciones que celebraron a su manera el acontecimiento manifestando su fervor patrio, algunas más bien parecieron campañas publicitarias y por el otro lado personas e instituciones que manifestaron que no había nada que celebrar.

' El poder está en el pueblo, pero debe concienciársele, que debe participar sin banderas políticas.

Samuel Reyes

Con mayor intensidad que otros años, se publicaron mensajes, libros, discursos manifestando que no tenemos nada que celebrar porque en realidad no hay “independencia”, y se resaltó el hecho que el “Acta de Independencia” fue únicamente un acta para manifestar que las autoridades puestas por el gobierno español, a partir de la fecha “15 de septiembre” dejarían de obedecer a la Monarquía Española y ponerse a la orden de los criollos oligarcas que ya no querían tributar a España, el pueblo no fue tomado en cuenta y no se sentaron las bases para el desarrollo del país. Esto es cierto, pero también es importante señalar que a partir de la fecha Centro América deja de pertenecer a España, y en alguna forma La Nación nació a partir de ese día.

Han pasado doscientos años de la independencia de España, y aunque el acta fue la independencia del imperio, la nación fue evolucionando bajo la conducción de personas nacidas en este país, con intereses arraigados en estas tierras, y a pesar de que hasta la fecha tenemos una serie de ineficiencias y poco desarrollo, vivimos una independencia relativa que tenemos que valorar: religión, propiedad privada, derechos adquiridos como el de manifestación y de escrutinio público. Derechos que son vulnerados en otros países como: Afganistán, Corea del Norte, China, Rusia y como cercanos Nicaragua, Venezuela, Cuba.

Vivimos en un país con relativa democracia, y “el pueblo debe elegir sus autoridades” pero estamos claros que el sistema actual es dirigido por grupos interesados en mantener el statu quo, los que han cooptado todo el aparato estatal. Sin embargo, existe un grupo de empresarios progresistas, así como personas intelectuales y también ciudadanos honrados, trabajadores, con alta moral ética, en todo el país tanto en las áreas urbanas como rurales, que podrían si se lo proponen contribuir a mejorar el país, provocando un real cambio pacífico pero decidido, al buscar ganar el voto en una manera limpia y honesta sin intereses particulares más que el buscar el desarrollo del país, lo que propiciará bienestar para todos y una espiral de mejora imparable, si se realiza con las bases adecuadas. El poder está en el pueblo, pero debe concientizársele de participar sin banderas políticas, pues tanto los que aún se califican de izquierda como los de derecha, buscan intereses particulares, como se ha visto en sus dirigentes, al contentarse con dádivas otorgadas por los gobernantes en turno, hechos observados en decisiones que se toman en el Congreso de la República, en el Ejecutivo y el Judicial, donde, bajo la mesa se ganan voluntades.

Es importante realizar acciones claras como: Visión de largo plazo. Plan maestro a 30 años. Cero corrupción. Seguridad. Alimentación y cobijo universal. Subsidiariedad del estado. Prioridad de salud y educación. Servicios de calidad para todos. Desarrollo de medios / vías de comunicación que permitan la productividad del país. El tiempo es ahora, y puede realizarse relativamente rápido antes que sea demasiado tarde.

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.

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