CATALEJO
Caricaturesca obra edil alterará la plaza central
Desde hace algunas semanas, a muchos capitalinos nos sorprendió la colocación de láminas alrededor del parque Centenario de la plaza central, colocadas sin duda con el fin de impedir la vista. Posteriormente se conoció el motivo: construir un remedo –porque no es una reconstrucción- del edificio donde fue firmada la Independencia de España el 15 de septiembre de 1821, destruido por el terremoto de 1917. En 1921 fue inaugurado un palacio conmemorativo de madera y bautizado popularmente como “palacio de cartón”, cuya vida fue de solo cuatro años, al ser consumido por un incendio en 1925. De ahí nació el parque Centenario y surgió el alguna vez famoso “Peladero”.
Tu Muni decidió hacer un nuevo palacio, pero los criterios no son adecuados. Uno de ellos es reconstruir, usado en edificios históricos europeos destruidos por guerras o incendios, como Notre Dame, en París. El otro es hacer algo nuevo, con criterios arquitectónicos contemporáneos. Es reto riesgoso porque requiere la habilidad de compartir lenguajes históricos distintos. Alguna vez, en la basílica de Santo Domingo se había sustituido un altar neoclásico con uno para San Martín de Porres, en una placa de mármol del alto de la pared; a la catedral metropolitana se le incrustó una construcción de mármol.
El proyecto es caricaturesco por ser “una obra que no alcanza ser aquello que pretende” y ser “ridículo”… “expuesto a la burla… sea o no con razón justificada” (DLE). Al ver los dibujos de la obra, se nota la intención de ser un remedo contemporáneo. La descripción más adecuada, me parece, es caricatura arquitectónica, pues tiene arcadas con vidrios entre cada una de las columnas y ello lo hace de hecho parecerse a la estación del Transmetro en la 9ª avenida y 18 calle. Choca con el ambiente de la plaza, donde comparten lugar el estilo neoclásico, el colonial y el peculiar del Palacio de la Cultura.
El criterio menos criticable hubiera sido el de reconstrucción con fines de crear un museo de la historia de esta ciudad y un salón permanente de exposiciones culturales diversas. Pero la falta de información municipal tiene ahora como resultado la crítica, no a la idea de conmemorar esos 200 años, sino de no haber hecho público el proyecto, con el fin de solicitar información y sugerencias de integrantes de instituciones interesadas en la cultura nacional, como el Colegio de Arquitectos. En resumen, puede decirse: se trata de una idea aceptable, pero mal planificada. Quedan en entredicho los funcionarios ediles superiores y los encargados de este tipo
de asuntos.
Los crueles actos terroristas talibanes lo comprueban: no ha habido ningún cambio. Hay muerte segura para mujeres y adversarios políticos.
Talibanes sacan sus garras
Mañana vence el día decidido por Biden para sacar al resto de las tropas estadounidenses según el plan acordado en su momento por Trump, planificado para mayo. La situación es inenarrable, al comprobar la mentira talibana de “portarse bien” porque supuestamente no son los mismos de hace 20 años. Los crueles e inhumanos atentados terroristas en las cercanías del aeropuerto de Kabul fueron realizados por una facción más extremista y fundamentalista de los textos del Corán y esto comprueba fehacientemente la imparable barbarie contra los adversarios y sobre todo contra las mujeres, cuyos derechos simplemente no existen.
La cultura importa mucho y sobre todo no puede ser implantada a la fuerza en sociedades distintas social y religiosamente, donde la vida humana no vale nada ante el fanatismo. No todos los musulmanes son talibanes, pero todos los talibanes son musulmanes. Biden sollozó en el minuto de silencio en memoria de los trece soldados muertos en un ataque terrorista y ha sido criticado por dar signos de debilidad ante los enemigos de Estados Unidos. Occidente puede comprender esa reacción emotiva, pero sin duda en el Medio Oriente ya está siendo visto como propio de alguien sin la firmeza suficiente y necesaria para ejercer su papel tanto interna como externamente.