CATALEJO
Causas y efectos malos; raíces y frutos amargos
Cuando se analiza una situación del momento, antes de aceptarla o criticarla debe meditarse si se trata de un efecto o una causa. Son los dos lados de una misma medalla. A veces un efecto permite conocer la causa, como cuando hay un embarazo quinceañero producto de la coquetería. La causa es evidente. Pero en demasiadas ocasiones, ese hecho tiene una causa no tan fácil de captar, aunque sea fácil, al descubrirla, establecer la relación. Muchos guatemaltecos de todo nivel educativo tienen mala ortografía, Este resultado tiene como causa a la mala calidad de los profesores, y esto a su vez tiene como causa a la mala calidad de los profesores de esos profesores ahora dedicados a enseñar ortografía en la importante pero incomprendida clase de idioma español.
A veces un efecto —la realidad del país, digamos— tiene numerosas causas y ello complica la comprensión y solución, porque se deben enfrentar al mismo tiempo y con igual ímpetu todas estas fuerzas negras causantes de cómo está la nación, tanto a nivel general como en las divisiones sociales, entrelazadas entre sí y por ello difíciles de separar para comprenderlas. La amarga realidad política de Guatemala y su tormentoso futuro tienen como una de sus causas fundamentales la pauperización intelectual y moral de quienes son politiqueros, pero creen ejercer política, mientras los ciudadanos se convencen de la igualdad de definición de política y politiquería. Un ejemplo: llamar partido político a cualquier horda ignara y ciega, seguidora de un diz que líder.
' Los cambios constitucionales son necesarios, pero sería un suicidio social dejarlos a merced de los politiqueros, reyes de la corrupción.
Mario Antonio Sandoval
La tragedia nacional tiene otras causas, algunas perdidas en los siglos a partir y hasta antes de la llegada de los españoles. Me refiero a la desunión de los grupos étnicos residentes en las tierras a donde llegó Pedro de Alvarado. Ciertamente, la manera de actuar de los ibéricos, aunque en muchas ocasiones fue producto de la época histórica, incluso con los criterios de hace 500 años eran muestras de lo ahora conocido como violaciones a los derechos humanos. Incluso hubo discusiones de teólogos acerca de la calidad de seres humanos de los indígenas, significada con la posesión de alma. La actitud de los criollos y mestizos fue igualmente vergonzosa, y la unidad de la capitanía general tras la separación de España se rompió por intereses de familias poderosas.
Estos ejemplos demuestran la longevidad de la tragedia nacional, cada vez peor. La pérdida de Belice, las dictaduras de viejo estilo, como las de Estrada Cabrera y Ubico, marcaron la historia pero igual lo hizo la geografía, causante de interés de potencias de varias épocas. La revolución de octubre provocó avances muy grandes en la América Latina de la naciente posguerra y Guerra Fría. Lo mismo ocurrió con los gobiernos abiertamente militares entre 1963 y 1986. Los últimos 34 años marcan la realidad actual, originada en causas internas y externas. Pero la causa fundamental se encuentra en el incremento inconmensurable de la corrupción, convertida de simple robo, mordidas o aumento relativamente pequeño de los precios a un pillaje total y de enorme perversión.
Por ello no se pueden analizar las realidades del país sin mencionar los efectos de una causa poco entendida: la inexistente valentía de los guatemaltecos para manifestar rechazo. Se puede explicar por esos 36 años de guerra interna, pues si bien esa cifra no es exacta, sí fueron suficientes para asustar a los habitantes de las ciudades y de los departamentos, según el teatro de la guerra iba cambiando de lugar, al aparecer las cuatro agrupaciones guerrilleras. Para entender el porqué de hoy se debe estudiar la historia escrita por gente deseosa de permitir ese conocimiento. En toda guerra interna hay malos y peores. Los actuales frutos amargos surgen de árboles venenosos. La mayoritaria población, de menos de 25 años, tiene oportunidad de saber los porqués.