CATALEJO
Consideraciones del sorpresivo cardenalato
La designación de monseñor Álvaro Ramazzini como cardenal de Guatemala ya está moviendo el cotarro religioso, social y también político, por lo cual debe ser analizado con serenidad para conocer y entender los motivos de esa decisión personal del papa Francisco. Antes de referirme a otros aspectos, a mi juicio la primera razón es simple: Guatemala, el país más importante de Centroamérica, no puede quedar sin representante en el colegio cardenalicio de Roma. Ingresa en un trío de personajes históricos guatemaltecos, monseñor Mario Casariego y monseñor Rodolfo Quezada Toruño, a quienes se les señalaba como integrantes del ala tradicionalista de la Iglesia Católica. Monseñor Ramazzini hasta hace poco era un representante de las posiciones liberales.
Desde su llegada a Huehuetenango, luego de servir en San Marcos por un par de décadas, monseñor Ramazzini comenzó una lenta transformación a una posición algo más centrista. Un ejemplo de eso lo constituyó su papel de mediador entre las comunidades indígenas opuestas a la construcción de una hidroeléctrica en ese departamento y la empresa constructora. Este acuerdo dio fin a la debilidad de la posición de las comunidades, quienes por convicción o azuzamiento participaron en delitos causantes de serias tensiones. Para los opositores a sus acciones previas, por supuesto tal actitud no es suficiente y seguirá siendo considerado como un instigador y cómplice de hechos delictivos. No tardará en comenzar la guerra de mensajes en su contra.
' La decisión del Papa es personal y escogió a un obispo no exento de polémica, quien ahora debe sacudirse posiciones causantes de crítica.
Mario Antonio Sandoval
Es necesario explicar: un cardenal no es la figura principal de la Iglesia Católica en un país donde ejerce un obispado. Es alguien consejero del Papa, asistente a cónclaves y con capacidad de elegir o ser electo obispo de Roma, o sea papa. Debe ejercer una actitud vigilante sobre toda la Iglesia, en especial el territorio de su obispado. Según la doctrina católica, la razón de ser de los cardenales no es el prestigio o el poder, sino el servicio, y se le considera “un servidor de los servidores de Dios”. Desde la perspectiva puramente apostólica, monseñor Ramazzini ha sido alguien con imagen de trabajo de campo, por así decirlo, con los más desposeídos. Su principal fuente de crítica es no haberse pronunciado con firmeza ante acciones ilegales de los desposeídos.
La iglesia funciona dentro de realidades religiosas, sociales y económicas específicas, y por ello es válido e incluso necesario analizar sus acciones desde una perspectiva política (no partidista). La palabra de un obispo o de cualquier pastor tiene importancia política, por lo cual es importante entender el punto de vista de todos. A riesgo de simplificar demasiado, es posible catalogar a la Iglesia Católica como más inclinada a apoyar la solución de los problemas sociales y económicos de los sectores populares, sin dejar de tomar en cuenta a quienes se colocan en otros escaños sociales. Los grupos no-católicos tienden a fijarse en la riqueza material e incluso hablan de una teología de la prosperidad, tan cuestionable como fue la teología de la liberación.
Guste o no, Ramazzini pronto será el cardenal de Guatemala. El nombramiento es personal del Papa, pero ha escuchado otras voces, como la del nuncio. El papa Francisco sin duda tomó en cuenta aspectos como la defensa del medio ambiente y también volver a colocar a alguien de la Iglesia Católica en el centro del mundo político guatemalteco, luego del fracaso de los grupos no-católicos al apoyar a Jimmy Morales. El purpurado debe tener la habilidad de no olvidar algo: es el cardenal de todos los católicos guatemaltecos. Actitudes erróneas o poco meditadas pueden provocar la deserción de católicos y con ello hacer realidad un temor del Papa, quien me lo comentó en persona: la conversión de Guatemala en el primer país de mayoría no-católica.