CATALEJO

Corrupción ambiental es la muerte de todos

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El plan siniestro de dar al por definición inútil ministro de Medio Ambiente, el actual o cualquier otro, el poder omnímodo para tomar decisiones al respecto de la Madre Naturaleza de Guatemala es la más irresponsable de las posibilidades legales a disposición de los actuales diputados. Es la prueba más palpable de la ciega irresponsabilidad de una horda de funcionarios dedicados al enriquecimiento ilícito por cualquier forma. Su único límite está dictado por el fin del período de gobierno, y ni siquiera existe ahora esa posibilidad a causa de la serie de medidas absurdas decididas desde una presidencia imperial y déspota, cuya principal preocupación es asegurarse, como el presidente anterior, un hueso en el Estado para prolongar su inmunidad o lograrla.

' Guatemala es sorprendente sobre todo por su naturaleza. Lo será pronto por haber atacado sin misericordia a su ambiente.

Mario Antonio Sandoval

Un ministerio con esas condiciones significará sin duda alguna el fin de la riqueza y variedad naturales del país, sobre lo cual ya hay muestras claras de desastre total. Como un simple ejemplo, ayer pude ver un video sobre la contaminación plástica del Motagua y de Las Vacas, cuya agua ya desapareció en algunas áreas, enterrada por miles de toneladas de plástico arrastradas por las aguas desde la capital y las poblaciones a lo largo de esos ríos hasta llegar al Atlántico y afectar a Honduras. Esto equivale a la tercera parte de la contaminación enviada al mar en todo Estados Unidos y al 3% del total en el mundo. De los lagos, Amatitlán es un charco y Atitlán va por ese camino. Pregunto: ¿por qué no se usa el dinero para impedir la segura extinción de todos?

Se debe recordar al jefe piel roja Seattle, quien hace más de siglo y medio expresó “lo que le haga el Hombre a la Madre Tierra, se lo hará a sí mismo”. Las decisiones de un ministerio convertido en un pulpo macabro causan efectos inmediatos por la tala de árboles, pero la recuperación toma años. Lo mismo en la minería a cielo abierto, la eliminación de la diversidad forestal, etc. Toda la naturaleza está relacionada y la crisis del covid 19 comprobó en el mundo su capacidad de recuperación y también el daño causado por la raza humana. La explotación solo basada en los beneficios económicos inmediatos e individuales no puede tener ningún efecto bueno, sobre todo a largo plazo, y ese tipo de ministerio significa la antesala del hambre, la hecatombe y la muerte.

El problema inmediato peor es la ambición de apoderarse de recursos para financiar la campaña electoral oficialista. Quien lo dude, debe creer entonces en los duendes y el Sombrerón. No se debe subestimar la capacidad de hacer daño, vía leyes absurdas apoyadas por funcionarios corruptos, pues el interés de los ponentes provoca carreras en el proceso de aprobación. Es necesario recalcar la ausencia de seis firmas de los integrantes de la Comisión del Medio Ambiente, de varios partidos políticos, pero al mismo tiempo aceptar la inutilidad de esa actitud porque los dados ya están cargados a favor de quienes no representan el interés de los ciudadanos, sino otros muy oscuros y de diferentes clasificaciones. La emergencia natural del país ya es de primer orden.

Cuando este gobierno y sus integrantes ya solo sean un mal recuerdo y ocupen una mención en las páginas en el libro de la Historia donde se señalará a los traidores, cuando los nietos de mis nietos ya sean adultos, estarán allí los efectos innombrables derivados de este “Superministerio para Destruir la Naturaleza”. Ya nadie recordará sus nombres, y quienes lo hagan será para rechazarlos y hasta maldecirlos. No pasará eso con las voces de quienes no tenemos conocimientos técnicos pero sí una intuición basada en la forma como el Estado de Guatemala ha actuado tradicionalmente contra los intereses nacionales. La recomendación entonces es contemplar las bellezas del país mientras estén, porque será un país sorprendente por la forma como fue destruido.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.