POR LA LIBERTAD

Crecemos por inercia

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Guatemala tiene un crecimiento económico muy bajo, alrededor del 3 – 3.5% del producto interno bruto (PIB) anual en términos reales para ser un país tan pobre. Deberíamos estar creciendo al doble o con cifras de dos dígitos. Si seguimos creciendo al promedio en que hemos crecido en los últimos 40 años tardaremos alrededor de cien años en volvernos un país desarrollado. No tenemos tiempo.

' El Gobierno ha sido y sigue siendo un obstáculo para lograr un verdadero crecimiento económico que nos permita salir de la pobreza.

Ramón Parellada Cuadrado

Este crecimiento es mediocre. Y no se vale que nuestras autoridades se sientan orgullosas al decir que el año pasado fuimos de los países que menos sufrió en cuanto a caída del PIB, así como tampoco se vale decir que ahora creceremos a un buen nivel. Y mucho menos es válido que el Gobierno se jacte de dicho crecimiento, ya que este ocurre por inercia, a pesar del Gobierno. El Gobierno ha sido, y sigue siendo, un obstáculo para lograr un verdadero crecimiento económico que nos permita salir de la pobreza. Es un obstáculo que impide la creación de más y mejores oportunidades. Por ello hay tanta gente que quiere ir a Estados Unidos de América a buscar esas oportunidades que en nuestro país no se dan.

El Gobierno pone obstáculos para todo emprendimiento libre y voluntario que no causa ningún daño a los demás. Estamos llenos de trámites y permisos que toman hasta años para poder permitir que cualquier persona pueda instalar y hacer producir un negocio. Cobran de antemano impuestos, antes de que la nueva inversión comience a ser rentable. A cambio no da nada. Seguimos teniendo un sistema de justicia deficiente, existe un gran nivel de inseguridad y no hay certeza jurídica que proteja las pertenencias e inversiones de los habitantes del país. Por esto y mucho menos la gente prefiere trabajar en la informalidad. Y aunque sean sujetos de extorsiones por las mismas autoridades, les resulta más rápido y rentable hacerlo así que formalmente.

El último gran freno al crecimiento económico ha sido la ineficiente forma de manejar el tema de la vacunación en el país. Debido a esto comienzan de nuevo las restricciones de parte de alcaldes que irresponsablemente cierran negocios, afectando enormemente al sector turismo, que apenas comienza a recuperarse. El manejo del covid ha sido desastroso en este país. Los hospitales podrían tener mucha mayor capacidad de la que actualmente tienen. Puedo entender que ahora, más de un año después de iniciada la pandemia, la gente se pregunte dónde está el dinero que iba a ampliar enormemente la capacidad de camas de intensivo en los hospitales, que iba a dotar a los médicos de toda la protección necesaria, y de todas las medicinas que los enfermos necesitaran. Encima de todo, el Gobierno impide que los demás individuos o empresas en forma privada puedan hacerse cargo de traer y suministrar vacunas. Sé que no es fácil conseguirlas aún, pero ¿por qué impedirlo entonces? Podrían estar preparados para hacerlo.

Esto de las vacunas es apenas una muestra más de lo ineficiente que es el Gobierno. Pero el problema principal de nuestro país radica en la cantidad de permisos y licencias que implican infinidad de trámites que toman mucho tiempo para llevar a cabo actividades privadas de inversión y creación de riqueza. Si el Gobierno quiere ayudar a que la economía crezca realmente, se necesita desregular todo de inmediato. También es importante una simplificación del sistema tributario, eliminando impuestos que empobrecen a los guatemaltecos. Finalmente, hay que reforzar el sistema de justicia de este país. Sin un buen sistema de justicia y una mayor certeza jurídica en el país no puede haber inversiones grandes e importantes.

ESCRITO POR:

Ramón Parellada

Empresario. Catedrático universitario. Director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).