CATALEJO

Deporte cae en la obsesiva ofuscación giammatteiesca

|

Los triunfos deportivos nacionales siempre se han relacionado con disciplinas conocidas ahora, gracias a los esfuerzos individuales de los practicantes. Volibol, futbol sala, vela, entre otros, no atraen público pero los guatemaltecos reconocen y aplauden los logros, muchos obtenidos a pesar del escaso o nulo apoyo de las entidades obligadas a darlo por disponer de dinero estatal, otorgado a un ministerio notorio por ser refugio de amigotes, financistas, etcétera, con nulo o mínimo interés. Como consecuencia, hay desinterés nacional por las actividades de la Confederación Deportiva Autónoma e incluso del Comité Olímpico Guatemalteco (COG). Pero lo ocurrido con el cambio de sus autoridades demuestra la obsesiva actitud presidencial de todo, a cualquier costo.

Al ver quiénes participan o se relacionan con el nuevo COG, surgen sorpresas porque nadie sabía de sus “altas calificaciones” deportivas. Leyla Lemus, enviada a la CC para asegurar la candidatura oficial de Zury Ríos; Miguelito —no podía faltar—; Roberto López Villatoro, el rey del tenis, quien jaló a su hermana Clara, esposa del Bobby Paiz, a la vez hermano del tesorero de Bádminton, Donald Paiz. Hay gente de la Contraloría General de Cuentas, para facilitar manejos dudosos. Es olímpico —amateur—, pero participan exfutbolistas profesionales de Municipal y Aurora. El resumen, la captura alcanza al IGSS, la Corte Suprema, el Tribunal Supremo Electoral, la Corte de Constitucionalidad. Y el Ministerio Público y el Congreso, como nos recordó ayer el caricaturista Fo.

El olimpismo mundial debe reaccionar, para no quedar como cómplice. Y de la lista de personajes grises la excepción es Erick Barrondo, esforzado atleta guatemalteco sin duda engañado por las mafias. No hay alternativa: debe desconectarse de inmediato para no perder su prestigio y la admiración popular. Cuando reaccione el Comité Olímpico Internacional, el tsunami arrasará con todo y todos. A Barrondo le tocará pagar platos rotos por otra gente. Con la visión miope característica del gobierno y quienes lo apoyan, están engolosinados con la supuesta victoria en una falsa “elección”. Y no lo fue porque solo hubo una planilla, por lo cual es un simple nombramiento. Antes se decía “sufragio efectivo, no reelección”, ahora debe decirse “elección, no imposición”.

EE. UU. debe dar más datos

Muchas personas han visto con agrado el anuncio estadounidense de haber puesto a disposición un teléfono para recibir denuncias de corrupción en los tres países del Triángulo Norte. Pero debe aclarar exactamente los alcances y las condiciones para convertir en hechos reales esa posibilidad. A fin de evitar sentimientos de desagrado posteriores, es necesario hacer hincapié en esto: solo se podrán dar trámite las denuncias de actos cometidos dentro del territorio estadounidense, lo cual en realidad es una puerta hasta cierto punto angosta. No lo sería si, como en otros casos, los actos de corrupción cometidos en países extranjeros constituyeran delito en Estados Unidos. Se ha abierto una luz de esperanza. porque la corrupción resulta ser la base directa o indirecta de más corrupción, el atraso, la desesperada migración irregular y demás.

Al momento solo será investigada la corrupción de los actos “que violen las leyes estadounidenses”. Pero la cantidad de entidades autorizadas para investigar, así como la inclusión de altas autoridades de gobierno y estatales de esos países, sin duda es motivo de preocupación para los corruptos por serlo per se, o por acatar órdenes incriminatorias. El considerable número de personas llevadas a los tribunales de EE. UU. es, ha sido y será una buena fuente de información, por lo general de primera mano. La moneda está en el aire, y por eso la aceleración de los procesos, una vez iniciados, es factor importante. El análisis más exhaustivo debe referirse a cómo se mide el tiempo de la justicia en estos países. En este momento, la administración de Joe Biden está debilitada y aunque ese es otro tema, necesita con urgencia mejorar su imagen al sur del Río Bravo.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.