Economía para todos

Después de la Conquista había que poblar

¿Cómo se dio la Conquista?

El Conversatorio A cinco siglos de la Conquista española fue realizado por la Universidad del Valle de Guatemala y la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, el sábado 17 de febrero de 2024.


A continuación, la segunda parte de la Introducción a las ponencias por parte de la Dra. Regina Wagner.


La conquista se hacía —de hecho y por derecho— en nombre de la reina o el rey de Castilla. Una vez conquistado un territorio y sometida la población, el Adelantado se convertía en gobernador de provincia. Como tal debía implantar la dominación española y establecer el trato y convivencia con la población nativa sometida, de acuerdo a la respuesta que esta había dado a la lectura del Requerimiento, ya sea aceptando la monarquía española y la fe católica; pero si se había resistido, daba motivo para esclavizarlos y expropiarlos de sus bienes y tierras.


El Adelantado debía fundar luego una ciudad, formar un cabildo y repartir —en concepto de premio o recompensa— tierras, solares y encomiendas a los compañeros de batalla, pues sin colonización no se dominaba la tierra, así decía uno de los primeros historiadores de las Indias, Francisco López de Gomara: “Quien no poblare, no hará buena conquista, y no conquistando la tierra, no se convertirá la gente: así que la máxima del conquistador ha de ser poblar”.

Los reinos quiché, caqchikel y tzutuil mantenían rencillas militares al momento de la Conquista. 


¿Cómo se dio la Conquista? Fue más fácil en donde los pueblos nativos aún no habían alcanzado un alto grado civilizatorio, pues al carecer de una organización social y política compleja fueron inmediatamente dominados. Ese fue el caso de las islas del Caribe. En cambio, en el continente, los españoles se enfrentaron a grandes imperios y reinos o cacicazgos de altas culturas complejas en su organización social, económica, política y militar que retardaron la Conquista por unos años, porque tenían que conquistar reino tras reino o cacicazgo, como en Yucatán y Guatemala.


Pese a que tales imperios eran fuertes y estaban bien organizados, su conquista no duró más de unos años, por la superioridad de las armas españolas, aunque eso es relativo, pues numéricamente eran menos, tenían pocas armas y estas eran lentas en el disparo. La victoria de los europeos se debió, más bien, a las divisiones políticas y étnicas del mundo indígena, ya que los imperios azteca e inca se formaron sobre la base de sucesivas conquistas. En el caso de los reinos quichés, kaqchikel y zutuhil en el altiplano de Guatemala, estos se encontraban en rencillas militares al momento de la Conquista. De tal suerte los castellanos ganaron muchos aliados guerreros entre los pueblos nativos, con lo cual no solo aumentaron sus ejércitos, sino también les facilitaban el conocimiento de las rutas terrestres y de los lugares a ser tomados, procurándoles, además, alimentos y sirviéndoles como intérpretes.


En los grandes imperios, como el azteca y el inca, la llegada de los españoles causó una atmósfera de terror religioso, con profecías que vaticinaban el fin de los tiempos. En México, el mito del dios civilizador Quetzalcoatl partió hacia el este y prometió volver; en los Andes, Viracocha desapareció en los mares del oeste. En México, los invasores vinieron del este, y en Perú vinieron del oeste. Entre los mayas, el Chilam Balam profetizó la alborada de una nueva época. Por ello, estas culturas percibieron la llegada de los españoles como el retorno de los dioses, por ser extraños: de piel blanca, con barbas, caballos, escritura y armas de fuego.

ESCRITO POR:

José Molina Calderón

Economista. Consultor en gobierno corporativo de empresas familiares. Director externo en juntas directivas. Miembro de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Autor de libros de historia económica de Guatemala.