CATALEJO

Diferencia de los comicios en la alcaldía capitalina

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A causa del interés y las dudas suscitadas en cuanto a la elección presidencial, lucha por la alcaldía capitalina ha pasado a un segundo plano. Lo interesante del caso es el beneficio para las aspiraciones de Roberto González Díaz Durán, quien ocupa la casilla de ser el único verdaderamente conocido, a causa de sus anteriores participaciones tanto para ganar la alcaldía metropolitana, como la Presidencia de la República. El aspirante oficial, Ricardo Quiñónez, ha pasado virtualmente desconocido, a pesar de su segundo lugar en el tiempo de Arzú, a consecuencia de la actitud monárquica de quien fue alcalde, presidente y luego alcalde. Es irónico: si hubiera permitido la presencia pública de su segundo, sería ahora un candidato fuerte.

Los demás aspirantes son muy poco conocidos y ello, de hecho, los descalifica. Roberto González es un caso también sui generis, por su participación en el PAN, antes de serle hábilmente arrebatado al patrón Arzú, así como por la cercanía mantenida con este último por haber integrado su Gabinete. La separación entre ambos se inició cuando el amo comenzó a temer el afianzamiento de un adversario interno, cuyo mayor peligro para el alcalde-monarca era su capacidad de comunicarse con la gente. Uno de sus anuncios de campaña lo retrató bañándose a guacalazos, como una pretendida forma de parecer cercano a los sectores populares, pero su efecto entre ellos fue mínimo porque lo hizo estando de pie. Sin embargo, aún es recordado por eso.

En sus campañas, González tuvo una actitud complaciente con Arzú. Cuando a consecuencia de la mala municipalidad arzuista se abrió en la zona 6 un gigantesco agujero en el cual se hundió una casa completa, jamás lo mencionó ni hizo un anuncio colocado frente el inmenso hoyo, cuyos efectos habrían sido, sin duda, demoledores. Pese a ello llegó cerca del número de votos logrado por el alcalde, cuya disminución era notoria, pero no suficiente para sacarlo. Estuvo cuatro períodos seguidos, cada vez gracias a la ayuda de su amigo Ángel González, quien ordena una pertinaz propaganda diaria disfrazada de noticias acerca de la municipalidad. Nunca se publican críticas populares a la superficial obra citadina, basada en sembrar árboles y hacer pasos a desnivel.

' De hecho, los candidatos son el poco conocido alcalde Ricardo Quiñónez y Roberto González, exaspirante a la alcaldía y a la presidencia.

Mario Antonio Sandoval

Fallecido Arzú, las condiciones cambiaron radicalmente. Su sucesor comenzó la ardua tarea de darse a conocer. Ejemplo, siendo candidato y a pesar de las prohibiciones legales, anduvo el Jueves Santo por las iglesias, porque —según dijo— se interesa por las tradiciones, aunque al ser candidato tenía vedado aparecer para obtener votos. La contienda por la municipalidad metropolitana, entonces, queda reducida a González y Quiñónez, quien tiene a su favor la maquinaria institucional de la comuna. Hay sólidas posibilidades del fin de la arzucracia municipal y por ello adquiere importancia mayor para ese clan su continuación vía la presidencia del Congreso, gracias a un partido unidiputadístico, cuya fuerza se debilita desde el fallecimiento del patrón.

El interés de los políticos por esta alcaldía se debe a la importancia de la ciudad en el contexto nacional. Los capitalinos son astutos, como lo prueba su numeroso voto a favor de Arzú, pero no por su partido. La elección de este 2019 se parecerá a las antiguas contiendas, cuando la comuna no tenía ingresos multimillonarios y por ello no era botín para los politiqueros. El beneficio del conocimiento público desde hace tiempo lo tiene González, pero debe emplear sus principales armas de ataque y señalar la tozuda negativa del arzuismo a enmendar los errores de los burócratas ediles, y tener un nuevo orden para solucionar problemas metropolitanos serios. No son necesarios insultos ni descalificaciones, pero sí empezar a manifestarse en público.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.