LIBERAL SIN NEO
Diles que sí, pero no les digas cuándo
En estas primeras semanas y meses del nuevo gobierno, muchas organizaciones multilaterales se empezarán a acercar al gabinete y asesores para brindar “ayuda” y recomendaciones. El BM, BID, BCIE, AID, FMI, ONU, PNUD, Unesco, Cepal, ad infinitum. Todos los días desembarcan en La Aurora funcionarios de estas organizaciones, con dos fórmulas mágicas para el desarrollo: suba los impuestos y endéudese más. Se especializan en describir la pobreza, disparando cifras y gráficas cual metralleta, para enseñarnos cómo somos de pobres, como que si nos pasara inadvertido. Se quedan pocos días, comen en los mejores restaurantes y cuando se van dejan una estela de folletos a todo color, centenas de páginas de estudios y bellas presentaciones de power point. Al siguiente día despertamos y seguimos con la misma realidad nacional.
' El préstamo es al funcionario lo que el highball al alcohólico: irresistible.
Fritz Thomas
El lunes pasado, en PL se informó que una de las primeras propuestas para atender el tema migratorio será el Plan de Desarrollo Integral (PDI) elaborado por la Comisión Económica para América Latina (Cepal), que será presentado por Alicia Bárcena, el miércoles 15 de enero, a la nueva administración de Alejandro Giammattei. Esto me llevó a desempolvar la nueva—vieja—presentación del PDI que hizo Doña Alicia en México, en mayo 2019. Una de las láminas de esta presentación que llamó mi atención dice: “Esta iniciativa se nutrió de los aportes de las siguientes Agencias, Fondos y Programas de las Naciones Unidas”, y presenta un listado de diecisiete organizaciones, incluyendo UNHCR, OIM, FAO, OIT, OPS, OMS, Onudo, PNUD, ONUMujeres, ONUSida, Unicef, Unops, etc. Es decir, burócratas internacionales, todos.
Si de producir y desarrollar se trata, sería interesante escuchar a las cámaras empresariales y ejecutivos de grandes empresas internacionales y preguntarles ¿qué tenemos que hacer para que vengan a invertir aquí? No creo que en la ONU o Cepal tengan la respuesta. Recientemente leí la autobiografía de Lee Kuan Yew, quien fue primer ministro de Singapur y el líder político clave para llevar a su país a ser el más próspero del sudeste asiático. El éxito no fue a través de llevar a su país a funcionarios de organismos multilaterales, sino atrayendo a empresas que llevaron inversión, tecnología y capacitación. Viajó a muchos países, visitando más empresas que ministerios, reuniéndose con muchos empresarios y pocos funcionarios, buscando que negocios se instalaran en su país.
El PDI tiene algunos aspectos interesantes. La construcción de un gasoducto desde México al Triángulo Norte, que supongo permitiría a Pemex vendernos más gas. La construcción de una vía ferroviaria y carreteras que comuniquen mejor con México, que fortalecería el comercio y condiciones logísticas y haría más eficiente el traslado de migrantes. Por lo demás, el PDI es mayormente aspiracional; hay que aumentar la inversión a 25% del PIB, mejorar la recaudación fiscal, fortalecer la educación y la salud, todas esas cosas que no sabíamos. Con sostenibilidad, biodiversidad e igualdad. La pregunta es: ¿De dónde va a salir la plata? Todos estarán de acuerdo en que la ponga EE. UU. Quizás Trump tenga una opinión diferente. Eso sí, se ofrecerán créditos, y el préstamo es al funcionario lo que el highball al alcohólico: irresistible, disfrute hoy y olvídese del mañana.
Mi consejo es que a todos los funcionarios internacionales les diga que sí, pero no les diga cuándo. Preocúpense de crear las condiciones para que aumente la inversión y la producción. Producir más no resuelve todos los problemas, pero son muy pocos los que se pueden resolver sin ello.