CATALEJO

Donald Trump no ve su laberinto

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La semana pasada fue pletórica en vaivenes en las relaciones entre Donald Trump y Jimmy Morales, pero también en la manera como otras autoridades, como el vicepresidente Mike Pence, se relacionan con la situación, causas, presente y futuro de las relaciones entre el Triángulo Norte, especialmente Guatemala, con el país norteamericano donde el actual mandatario permanecerá en el mando por cinco años más. Digo esto porque no me queda duda de la victoria electoral presidencial en los siguientes comicios, el tema de mayor prioridad para las acciones del actual mandatario y sobre todo sus acciones y sus declaraciones vía la famosa y peligrosa “twitocracia”, causante de tantos problemas diplomáticos y sobre todo de la erosión internacional del cargo.

' Separar madres de hijos es una acción imposible de aceptar por las mujeres estadounidenses republicanas.

Mario Antonio Sandoval

La reacción del señor Trump ante el engaño de los representantes del gobierno moralero se explica en una personalidad como la suya, aunada a su inexperiencia previa en el ejercicio de la política. Pocas horas después de darse cuenta de la ilegalidad y las graves consecuencias para Guatemala de convertirla en un Tercer País Seguro, decidió eliminar 370 millones de dólares en asistencia económica a esta región, lo cual afecta precisamente quienes no tienen alternativa a irse, arriesgarse ellos y sus familias. Por eso, sus efectos serán contraproducentes. El Congreso, con votos de ambos partidos, casi de inmediato aprobó un proyecto de ley para otorgar 577 millones de dólares a fin de enfrentar las causas de ese éxodo, lo cual es una derrota imposible de maquillar.

La idea del Tercer País Seguro tuvo un efecto adicional terrible para la autopercepción de los ciudadanos estadounidenses. Se habla de “campos de concentración” para los miles de refugiados condenados a estar en locales cuya apariencia puede confundirse con jaulas. Mencionarlos lleva a la idea inconsciente de dictaduras, malos tratos, violaciones a los derechos humanos, genocidio. Los estadounidenses comunes y corrientes son generosos, pero su problema ahora es esa actitud tradicional de una aceptación de la verdad de las palabras de sus presidentes. En este caso, la posición económica y ser neoyorkino de Manhattan no permiten al presidente actual imaginar siquiera cómo son las condiciones de vida de los emigrantes, a quienes evidentemente odia y utiliza.

Electoralmente, estas políticas son riesgosas. El voto femenino —las madres— no aceptará separar de sus hijos a mujeres pobres y desesperadas. Los políticos, tampoco. Fue notorio el disgusto de la silenciosa mirada del vicepresidente Pence cuando pidió ser llevado a estos centros de detención, y los encargados se empeñaban en hacerle ver adecuadas y humanas esas jaulas. Eso demuestra el lado humano de los republicanos, víctimas de las expresiones poco meditadas de Donald Trump, quien por aparte arremete contra quienes lo engañaron. Estados Unidos es un lugar donde hay independencia de poderes y las leyes se respetan en una mayoría de casos. Con seguridad, el mandatario no ha tomado en cuenta los informes del Departamento de Estado.

A causa de los posibles efectos negativos para su reelección, el jefe de la Casa Blanca debe convencerse de cambiar actitud. Ya no tiene control del Congreso y su mayoría en el Senado la señalan pocos de sus miembros. Si en realidad se desea eliminar la migración ilegal, se deben combatir sus causas: nadie se va por gusto, sino por obligación. Esto implica ayudar al combate a la corrupción, fomentar las inversiones para crear empleos y un largo etcétera.

Estados Unidos no puede escuchar a un Jimmy Morales, pues sus interpretaciones de los hechos son absurdas. Reprochar a los países del Istmo por no ayudar al gobierno estadounidense, da risa. Si quiere evitar la migración, debe usar su influencia para ayudar a borrar las paupérrimas condiciones de quienes migran.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.