MIRADOR

El boomerang en campaña electoral

Las reiteradas denuncias contra Edmond Mulet, candidato presidencial del partido Cabal, no han pasado desapercibidas, más bien han generado un cierto escándalo político-social, cobardemente callado por muchos de “nuestros futuros salvadores patrios”. El partido osó criticar la persecución a periodistas, denunciarlo ante la Sociedad Interamericana de Prensa y presentar un memorial en el Ministerio Público, y surgieron las acusaciones.

' Hubiese esperado un pronunciamiento de la mayoría de los partidos que apostase por la libertad de opinión, pero con acciones contundentes y dando la cara.

Pedro Trujillo

Es preciso señalar que Cabal ha sido el “único” partido que ha emprendido acciones directas en favor de los periodistas señalados e investigados, a pesar de “la indignación” que muchos han dicho tener. El resto de los partidos y sus liderazgos han callado o se ha pronunciado tímidamente en redes, con esa todopoderosa excusa de “evitar campaña anticipada”. Sin embargo, a partir de esta semana escuchará gritar a todos ellos cómo piensan salvar el país y lo que harán por usted y su futuro, sin advertir que cuando de verdad tuvieron que dar la cara prefirieron refugiarse en el cómodo silencio del miedo.

Las acciones contra Mulet han supuesto un boomerang antes del inicio oficial de la campaña, y generado más ruido del que pretendían silenciar, lo que reposicionará seguramente al alza al candidato. Quienes lo desean fuera de la pugna —que por la falta de acción parecen ser todos los contrincantes— se han convertido en sus impulsores, y el resto de los 20 y pico de candidatos han demostrado pertenecer al grupo de pusilánimes dócilmente adaptados al podrido sistema político. Ninguno, además, ha salido a defender principios y valores tal y como debería ser —vea al respecto la serie de HBO: John Adams—, sino que han preferido la asustadiza afonía y mascullar en el entorno próximo, antes de exponer directamente lo que dicen pensar, pero que ellos mismos niegan con su inacción. ¡No, no quiero políticos asustadizos antes de tomar el poder; luego solo queda que sean peores!

Hubiese esperado, ahora que muchos dicen rasgarse las vestiduras, un pronunciamiento de la mayoría de los partidos —o al menos de ciertos candidatos— que apostase por la libertad de opinión, pero con acciones contundentes y dando la cara, y no escondidos detrás de Twitter, TikTok, Instagram o espacios similares. Que ese inexistente comunicado público fuese firmado y publicado en medios, y que expusiera el nombre y los apellidos del quienes pretenden dirigir el país. Sin embargo, han demostrado tener pánico a un grupito de desequilibrados emocionales a quienes ceden espacios por su cobardía.

Esto no es la lucha contra un candidato o frente a una determinada acción, sino la forma de tomar un país desde las sombras por golpistas aficionados, a quienes se les otorgan espacios sin resistencia ¿Quiénes son?, pues como dicen los novelistas de misterio: follow the money, aunque en esta ocasión deba cambiarlo por: quien sale beneficiado en el proceso electoral.

En fin, tenemos el gobierno al que nos parecemos, y por tanto nos merecemos. Dejamos que las cosas pasen y nos enroscamos en nuestra comodidad de ciudadanos indignados reclamadores de derechos, pero huidizos de las responsabilidades inherentes, y así nos va. Somos reflejo de nuestra propia cobardía, y los hechos lo demuestran diariamente. Muchos candidatos mediocres —y otros delincuentes que es peor— a quienes los votantes irán a escuchar promesas que dejan de cumplir antes de hacer, mientras disfrutan del almuerzo que pagarán caro en los siguientes años o usan la gorra que esconderán por tiempo para que no sepan que los eligieron.

En todo caso, ya sabe —aunque no se lo termine de creer— que su voto es quien elige a las autoridades, y nadie más; no venga luego con quejas o cuentos.

ESCRITO POR:

Pedro Trujillo

Doctor en Paz y Seguridad Internacional. Profesor universitario y analista en medios de comunicación sobre temas de política, relaciones internacionales y seguridad y defensa.

ARCHIVADO EN: