CATALEJO

El filósofo Hegel explica la situación actual del istmo

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Creo innecesario insistir en la evidente manera de pensar de muchos de los guatemaltecos actuales acerca de cómo se realiza la práctica de la política, en nuestro medio realmente una simple politiquería. Es evidente el afianzamiento del desencanto popular y por eso creo interesante comentar los criterios del filósofo alemán George Federico Hegel (1770 – 1831), señalados por el analista Lionel Toriello en su último artículo. Me parece muy importante conocer sus ideas acerca del proceso de lograr un nuevo orden de cosas, como evidentemente se manifiesta en la Guatemala de hoy, donde el sistema político, económico, social, cada vez se acerca más a un total fracaso, solo invisible para quienes por cualquier motivo no lo pueden ver o no quieren.

' Las pocas veces en las cuales los guatemaltecos han tomado las calles, han logrado resultados, pero luego regresa la histórica desidia.

Mario Antonio Sandoval

Algunas condiciones señaladas por Hegel ya están presentes y lo han estado desde hace años. El fracaso mencionado ha sido tema de estudios de todo tipo, pero han sido poco conocidos y/o rechazados, con persecución a sus autores. En las columnas periodísticas han estado más presentes las advertencias de los males de la sociedad —económicos, políticos, académicos, etc—, y esa actitud encaja en el concepto hegeliano de “conciencia vigilante” de los teóricos, pero no por ello necesariamente equivocados. Al haberse multiplicado en los últimos gobiernos, se explica el retroceso histórico ejemplificado por las persecuciones a quienes critican el statu quo, sin importar la tendencia ni los apoyos ideológicos porque comparten el total simplismo intelectual.

A Hegel se le conoce sobre todo porque habla de teoría de la tesis —la antítesis (lo contrario)— y la síntesis, es decir una posición similar a la teoría de Aristóteles acerca de lo correcto y lo ético: tener es una posición situada entre dos extremos —exceso y ausencia—, lo cual no significa una distancia exacta entre ambos. Estas ideas filosóficas tienen aplicación en el mundo actual: la libertad, la propiedad privada, el derecho al lucro, todas necesitadas de límites para tener sentido y no convertirse en fuentes de discordia, dolor y muerte. Tal posición es aceptable y además puede ser comprendida por la generalidad. No se puede dejar de mencionar a la corrupción y la impunidad escondida en un sistema jurídico traicionado y sobre todo desigual para todos.

El caso salvadoreño encaja en las resumidamente mencionadas ideas hegelianas. El mayoritario deseo de cambio llevó al aparecimiento de un líder, quien se encuentra enfrentando la inevitable reacción contraria. Le falta consolidarse y expandir ese “orden nuevo” en un país con deuda equivalente al 90% del producto interno bruto, lo cual es extremadamente difícil, aunque no lo parezca. Por su parte, el caso guatemalteco demuestra cada vez más la creciente “dictatorización” de un país dirigido por alguien y por un grupo incapaz y sin ideas, ignorante e inculto, en un despotismo autoritario, lo cual pone en riesgo la oportunidad de recibir la prometida asistencia estadounidense para detener la imparable emigración ilegal a Estados Unidos por inseguridad y motivos económicos.

Las ideas hegelianas no tienen aplicación inmediata ni a plazo corto para desempantanar a Guatemala, donde hay una población temerosa y apocada, por lo general. Tantos años de guerra interna dejaron su huella indeleble hasta ahora. Ubico cayó cuando la gente salió a la calle, y lo mismo ocurrió en la Revolución de Octubre de 1944. La siguiente vez fue hace seis años, con las espontáneas reuniones de la plaza central en el 2015, pero no se llegó a nada, en realidad, por la carencia de un líder en el conglomerado social y porque el desprestigio de los politiqueros provocó el rechazo de quienes marcharon de manera limpia y sincera, con orden y disciplina autoimpuestas. Sin embargo, hoy es válido llamar a los ciudadanos a manifestarse dentro de un grupo harto de los desgobiernos.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.