POR LA LIBERTAD
El miedo es un mal consejero
El miedo y la improvisación son los peores consejeros que una persona puede tener para tomar una decisión trascendente. Así se han estado tomando decisiones en relación con el covid-19 en todas partes del mundo. Estas decisiones traen consecuencias no intencionadas contrarias a lo que se deseaba.
' Abramos ya la economía; de lo contrario las muertes por tenerla cerrada serán incontables.
Ramón Parellada C.
La decisión del presidente Alejandro Giammattei de imponer el toque de queda del jueves pasado al lunes e incrementar el toque de queda esta semana ha traído consecuencias contrarias a las que deseaba. Una gran cantidad de personas no pudieron cobrar su quincena, los bancos tuvieron que cerrar y los cajeros no se dieron abasto. El resultado fue de largas colas y aglomeración frente a los cajeros. Como se prohibió a los supermercados abrir, permitiendo que funcionaran solo las tiendas de barrio, la gente se aglomeró frente a las mismas para comprar lo que le hacía falta. El presidente tuvo la intención de que la gente quedara aislada y distanciada, pero la consecuencia no intencionada fue la aglomeración.
Aparte, los problemas que se dieron en el interior por las órdenes tan confusas que él expresó y que luego fueron publicadas en forma diferente. Algunas empresas esenciales tuvieron que parar sus operaciones hasta por un día para poder entender bien si podían o no seguir operando. Quienes cosecharon verduras para llevarlas al día siguiente a los mercados tuvieron serios inconvenientes, a tal punto de que en algunos lugares las tiraron o regalaron, además de que se enardecieron los ánimos. Las pérdidas fueron enormes por no meditar las acciones que se debían tomar y no hacerlo en base a evidencias y un lógico razonamiento.
Esta semana, la gente tuvo que ir al banco, a los cajeros, a los supermercados en horario reducido. Estos horarios provocan aglomeración de personas en los mismos. Justo lo contrario de lo que se pretende. No cabe duda de que el miedo y la improvisación son pésimas consejeras.
Otro caso de improvisación ocurre ahora mismo en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua. Ayer había más de 1,600 tráileres y camiones varados en la frontera del lado de Nicaragua, de los cuales la mitad son procedentes de Guatemala. No pueden entrar a Costa Rica, pues el ministro de Salud decidió que a cada chofer se le haría la prueba para saber si tenía covid-19. La prueba se hacía y se mandaba a un laboratorio en San José. Esto tomaba entre 24 y 72 horas. Era obvio que se acumularían contenedores y la cola sigue creciendo. Los choferes no tienen lugares para comer ni hacer sus necesidades, y los ladrones están haciendo su agosto. Ciertamente han detectado ya choferes con covid-19 y los mandan a cuarentena en un hotel en Costa Rica. Pero antes de imponer una prueba así debieron haber previsto las consecuencias. Podían haber utilizado pruebas rápidas y montar un laboratorio móvil en la frontera. Por el momento, la frontera está cerrada. Muchas materias primas y productos necesarios para la producción en Costa Rica están detenidos en esa frontera y las pérdidas para los transportistas, productores de los países centroamericanos y los mismos costarricenses ya son enormes.
Ahora que ya tenemos más información, está claro que no existe evidencia para que los países subdesarrollados con población joven detengan su economía. Las muertes que se causan por hambre, desesperación, suicidios y otras enfermedades superan con creces a las del covid-19. Eljuramento hipocrático que tanto menciona nuestro presidente no dice que solo se deben salvar vidas por el covid-19. ¿Y las demás por otras causas? Abramos ya la economía; de lo contrario las muertes por tenerla cerrada serán incontables.