CATALEJO
El país seguro y tres aspirantes presidenciales
La idea de convertir a Guatemala en un “tercer país seguro”, además del ridículo implícito debido a las precarias condiciones sociales y económicas de los guatemaltecos, tiene el agravante de haber sido sugerida por funcionarios serviles de este gobierno, cuyos nombres, por conocidos, ya no es necesario repetir. Hay tres aspirantes presidenciales de alguna manera involucrados en el asunto. Dos se encuentran en Guatemala —Sandra Torres y Alejandro Giammattei— y el tercer miembro de ese trío es Donald Trump, relacionados por estar sumergidos en una lucha desesperada por llegar a la presidencia de Guatemala dentro de solo 19 días, o a ganar una reelección en los siguientes comicios de la no tan lejana fecha 4 de noviembre del 2020.
' Sandra Torres y Alejandro Giammattei deben anunciar con claridad si apoyan o rechazan la idea del tercer país seguro.
Mario Antonio Sandoval
El aspirante estadounidense ha convertido ese tema en una de las bases de su campaña, a pesar de los riesgos implícitos por todo lo sufrido por quienes se encuentran indocumentados en ese país, a donde deben dirigirse acarreando a sus familias, aun con el gravísimo peligro de muerte y de ser tratados en las fronteras de una forma impensable para la gente común y corriente, demócratas o republicanos. Sus planes van dirigidos a destruir a los países del Triángulo Norte, lo cual provocará el éxodo masivo de personas de la clase media y/o media alta, con el resultado de convertirse tales repúblicas en fácil presa del populismo y de engrosar al actual grupo de Cuba, Nicaragua, Bolivia e incluso México. Es imposible entender por qué el señor Trump no quiere ver esto.
Ayer circuló el video de un comentarista de Fox News, el brazo del periodismo ciegamente favorable a Donald Trump. El comentarista criticaba acremente al embajador estadounidense Luis Arreaga, de quien, afirma, sin confirmación oficial, su traslado a Washington para ser colocado en el “lado de izquierda” del Departamento de Estado. El rechazo, en realidad, ha provenido de personas de variados criterios políticos, y en Guatemala, hasta donde yo conozco, la única voz de apoyo proviene de la Cámara de Industria, pues a pesar de señalar el efecto negativo para la economía del país, debido a las amenazas de Trump de incrementar los aranceles a los productos guatemaltecos, responsabiliza a la Corte de Constitucionalidad de las consecuencias de haber emitido un fallo sin mayor conocimiento de las acciones del Ejecutivo a este respecto.
Los candidatos Sandra Torres y Alejandro Giammattei tienen la obligación de expresar abiertamente y sin tapujos a quién apoyan, si a Donald Trump o al peligro de colocarle a Guatemala la carga de mantener en todo sentido a quienes intenten pasar la frontera en el río Suchiate y se queden en los lugares donde serán confinados, a la manera de los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial, no solo de judíos en la zona nazi, sino de japoneses-americanos en algunos lugares de California. El caos causado en Guatemala por esa mezcla de gente de otra cultura es imposible de imaginar. Este país no puede mantener a su gente, mucho menos a aquella llegada a este territorio porque huye, a veces hasta de otros continentes. Es un tema de Estado.
Otro aspecto no contemplado es la posibilidad del éxodo de guatemaltecos con estudios universitarios y/o con cargos gerenciales de cualquier nivel en empresas ajenas o en las propias. El efecto es terrible, como se puede recordar cuando Cuba y Nicaragua se quedaron sin ese grupo humano. Las enseñanzas de sus estudios serán aplicadas en algún otro país, lo cual será de beneficio para quien los reciba, incluyendo al propio Estados Unidos. Pero los efectos del exilio obligado de esa parte tan importante del segmento laboral serán muy difíciles, si no imposibles, de reponer. Es como talar un bosque de maderas preciosas y luego intentar sembrarlas otra vez: pasarán muchos años si a ello le agregamos la implantación de criterios étnicos divisionarios, Guatemala desaparecerá pronto.