LIBERAL SIN NEO
El poder de las redes sociales
En días recientes surgió en medios la “noticia” —palabra que parece connotar un hecho— de que a raíz de una disputa entre Donald Trump y Twitter, y por extensión otros gigantes de la tecnología de información, el presidente de EE. UU. amenaza con coartar la libertad de expresión. Si se examinan los hechos, es evidente que la verdad es todo lo contrario; la disputa nace porque Twitter coarta la libertad de expresión.
' Es inevitable que sus ideas, opiniones y valores afecten sus decisiones editoriales.
Fritz Thomas
El núcleo de esta disputa se encuentra en una ley aprobada por el Congreso de EE. UU. en 1996. Afirma que las plataformas en internet no son legalmente responsables por lo que publiquen sus usuarios. El símil es la comunicación telefónica; las empresas de telefonía no son legalmente responsables de lo que dicen los usuarios. Por ley, plataformas como Google, Youtube, Facebook y Twitter, por ejemplo, supuestamente son “neutrales”, solo proveen el medio para que terceros publiquen, ellos propiamente no publican y, por lo tanto, no son legalmente responsables por lo que aparece en estos medios. En teoría, estas plataformas no deciden que puede o no publicarse y no opinan sobre ni califican lo que se publica. La realidad es otra.
Donald Trump es un ávido usuario de Twitter; arguye que es una manera de comunicarse directamente con el público sin intermediación de la prensa. En un tweet, Trump opinó que el voto por correo se presta a fraude en las elecciones. Twitter colocó un rótulo señalando que esta era información no verificada o falsa. Hay estudios y evidencia de ambos lados del tema del voto por correo, aunque ese no es el punto. Días después, ante los disturbios en Minneapolis, Trump publicó un tweet que conducta violenta sería inaceptable y si seguía el saqueo habría balazos. Twitter “escondió” este tweet de Trump, con el argumento de que estaba “glorificando la violencia”. Esto no es neutral; Twitter está decidiendo qué puede y qué no puede decir y calificando lo que dice. Si se lo pueden hacer a Trump, lo hacen con cualquiera… como en efecto sucede.
Hay muchísimos casos de censura por parte de estas empresas. Un grupo de médicos en California publicó un video en Youtube, discutiendo los resultados de pruebas e investigación que habían realizado sobre el covid-19. El video alcanzó más de 5 millones de visualizaciones antes de que Youtube lo retirara, con el escudo de no permitir publicaciones que contravinieran los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud. Esto no es neutralidad, es censura. Empresas como Youtube, Facebook y Twitter tienen comités y vastos equipos de personas dedicados a decidir qué se permite publicar. Estas personas tienen sus ideas, opiniones y valores, y es inevitable que estas afecten sus decisiones editoriales. Tienen agendas.
Trump firmó un acuerdo gubernativo y los medios se apresuraron a publicar la “noticia”, diciendo que pretendía censurar a Twitter y demás gigantes de medios sociales. No hizo tal cosa; el acuerdo pide que se investigue para determinar si en efecto estos medios son neutrales y si deben tener inmunidad. Surge la pregunta si la excepción de responsabilidad que esta ley otorga representa competencia desleal frente a otros medios, como periódicos y noticieros, que sí son legalmente responsables por lo que publican.
Opino que sería un error retirar la inmunidad. Pero cada día es más evidente que las personas que dirigen estas empresas ejercen fuerte control sobre la información que se disemina, que tienen agendas propias sobre temas políticos y sociales y que tienen capacidad, y el deseo de “dar forma” a las ideas que deben prevalecer. Esto es peligroso.