CATALEJO

Errores notorios del saliente y el entrante

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El interés ciudadano en conocer los planes de salida de Jimmy Morales y de entrada de Alejandro Giammattei es un factor de características nuevas, porque por primera vez en la historia nacional el interregno será entre el 11 de agosto y el 14 de enero. La palabra se aplica perfectamente, porque significa “espacio de tiempo en que un Estado no tiene soberano”. Ciertamente se refiere a monarquías, pues soberano es un adjetivo cuya definición es “que ejerce o posee la autoridad suprema e independiente”, en este largo lapso mencionado, Guatemala de hecho está acéfala, es decir sin cabeza, dicho —por supuesto— en sentido figurado. El infantil berrinche de cerrar la embajada guatemalteca en Suecia comprueba su deseo de causar el mayor daño posible al nuevo gobierno.

' Giammattei no puede ni pensar siquiera en apoyar la decisión de Morales para expulsar a Suecia.

Mario Antonio Sandoval

Jimmy Morales ya se dio cuenta del cercano fin de su mandato y el posible inicio de acusaciones dirimibles en los tribunales. Las sugerencias de sus incapaces asesores, para no tomar en cuenta al nuevo gobierno, aceleran el naufragio del cayuco oficial. Por eso está en lo correcto Giammattei al exigir su posición. Aun cuando no lo diga, tiene buenas razones para temer una serie de decisiones gubernativas y del Congreso de la República cuyo fin sea complicarle la vida al nuevo gobierno, aunque eso provoque retrasos, problemas, etcétera, a toda la población y al país. Es una versión contemporánea de la frase “después de mí, el diluvio”. Vistas las circunstancias de la vida política guatemalteca, las motivaciones para creerlo son sólidas.

Prensa Libre publicó el miércoles informaciones acerca de esta situación y señaló la inexplicable falta de respuesta del vicepresidente electo, Guillermo Castillo, al serle solicitada una postura al respecto. Actuar así no ayuda: el silencio a una pregunta periodística hecha en serio y sin agenda oculta, lo cual obviamente no implica colocarse en una posición acrítica o incluso servil. Como expresó la exjefa de Segeplán Karin Slowing, todos los actos de Estado deben ser públicos, no a puerta cerrada, porque hacerlo así abre la posibilidad de sospechas muy fuertes de la repetición, tan común, de hacer tomar decisiones en base a la corrupción, fuera de los intereses nacionales, pero favorecedores a los corruptos. Giammattei no puede darse el lujo de semejante resbalón.

Estas dos acciones de Jimmy Morales y Alejandro Giammattei son erradas. Provocarán consecuencias negativas para el país, no observadas a causa de la perspectiva donde ambos se encuentran. Es allí donde debe entrar, como lo hace, la prensa independiente, sobre todo en sus secciones de editoriales y de columnistas, como una fuente de ideas y de críticas, es decir juicios expresados de manera pública sobre dos figuras políticas de importancia derivada directamente de su puesto o de su cargo. Es importante para el presidente electo darse cuenta de lo errado de unirse a la banda de políticos nacionales o internacionales, empecinados en considerar enemigos a los periodistas y los medios críticos. Al final, perderán esa absurda y peligrosa batalla.

En una mención breve, Donald Trump tiene un problema similar. Sólo tiene ahora 38% de aprobación, es decir, casi dos de cada tres ciudadanos reprueba su presidencia y, peor aún, a causa de acciones cuyo efecto se manifiesta en la economía, el área más importante de la acción política, según el mandatario. Pero este tema es motivo de otro análisis. Por ahora, baste señalar a Jimmy Morales y Alejandro Giammattei la importancia de la aprobación popular del difícil reto de dirigir cualquier país, sin importar su tamaño. Es necesario recordar los terribles efectos de la posición del avestruz, a lo cual contribuye el uso de redes sociales para enviar mensajes no meditados, coléricos o sin meditación. Es indudable el peligro del desprestigio personal hoy de los políticos en casi todo el mundo.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.