Catalejo
Es urgente el acuerdo para una tregua nacional
La actual lucha política e ideológica interna destruirá al país si no se toma la madura decisión de una tregua.
Es difícil aceptarlo, pero Guatemala se encuentra atascada en una especie de guerra política de guerrillas entre facciones cada vez más obcecadas y tercas en sus actitudes. Llevará a un armisticio, es decir un empate definitivo, como ocurrió con Corea en 1953, con el resultado de crear una Corea capitalista y otra comunista, ahora uno de los pocos países con esa ideología, junto con Cuba. Debe aceptarse una tregua, diferenciada del armisticio en ser temporal. En nuestro país es urgente lograrla y de esa manera comprar tiempo para escuchar y aceptar posiciones basadas en diferencias, las cuales son humanas, no en cerrazones de cabezas muchas veces ignorantes de los efectos negativos a largo plazo de aplicar ideologías puras, y por ello fracasadas sin remedio.
La Corte de Constitucionalidad, con su decisión definitiva acerca de la validez del resultado de la segunda vuelta, sin imaginárselo —pienso yo— contribuyó a esta tregua. Quienes se pasaron varios meses negando los resultados, ya no tienen motivo para hacerlo y deben aceptarlos para luego trabajar en la oposición, uno de los factores democráticos básicos. Legalmente, presentaron recursos y ahora perdieron, pero este criterio final no se refiere al único motivo para la tregua. La tozudez sigue en el Congreso, en la Corte Suprema de Justicia y en el Ministerio Público, cuyas acciones constituyen un elemento fundamental para la inmovilización del gobierno durante cinco meses. El actual gobierno también tiene razones para buscar la tregua, debido a sus errores.
La figura de Bernardo Arévalo ha ido disminuyéndose y ahora algunos de sus correligionarios ya comenzaron a señalarlo abiertamente. Una líder indígena lo acusó de “ser lo mismo” y el silencio de los cantones de Totonicapán es ensordecedor. Por eso la tregua beneficia a todos, sin diferencias de sexo, etnia, nivel económico. El riesgo actual es para todo el país y sus ciudadanos, por factores tan diversos e imposibles de evitar como por ejemplo las depresiones tropicales, el efecto de El Niño, los serios problemas de todo tipo en los caminos, con efectos económicos, sociales y demás. Es plausible su visita a la afectada carretera al Pacífico, pero sus palabras deben ser precisas, sin espacios para comprensiones incorrectas y los logros deben ser prontos.
El actual gobierno también tiene razones para buscar la tregua, debido a sus errores.
El plan de tregua debe provenir de sectores ciudadanos, explicando los motivos. Allí deben unirse quienes son tercos, no desean ver los efectos de sus posiciones. El Congreso es un buen ejemplo: muchos diputados utilizan amparos, citaciones y otros factores legales para detener al país. Es impostergable la comprensión del cambio climático, la eliminación de desprestigiar los informes científicos y ver con cuidado las afirmaciones de políticos tanto dentro como fuera del país. Algunos guatemaltecos llevan su fanatismo por politiqueros extranjeros —sobre todo de Estados Unidos— a considerarlos beneficiosos para Guatemala o cualquier otro país. En realidad da pena ajena tal actitud de gente cuya educación les debería dar los criterios para no caer en estas inocentadas.
La tregua debería ser aceptada para por lo menos seis meses. Guatemala necesita del concurso de todos, sector público y privado, porque hay otra dura verdad: estamos viviendo en carne propia el resultado de tanta irresponsabilidad y corrupción durante tantos años, en los cuales ha participado gente irresponsable de ambos sectores. No los representan, en realidad, pero actúan como si lo hicieran y de esa forma son considerados por la mayoría de la población, lo cual es la causa del desprestigio de las instituciones en general, tanto estatales como de las agrupaciones gremiales. Ese pacto debería comenzar con una correcta planificación de las necesidades y urgencias del presente, no solo en un área, sino en los diferentes campos y criterios del interés nacional.