LIBERAL SIN NEO

Festival para salvar al mundo

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Al haber una ventanilla en la que se reparte dinero, miles de millones de US$, seguro habrá larga cola de sujetos preparados para recibirlo. Más de 97 mil participantes tienen gafetes para asistir a la cumbre del clima COP 28 que se realiza en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, del 30 de noviembre al 12 de diciembre 2023. De incluir al personal de apoyo y séquitos, son más de cin mil personas reunidas en esta cumbre para salvar al mundo de la peste que acecha a la humanidad: el cambio climático. El portal del PNUD informa que “En un contexto de urgencia climática sin precedentes, el COP 28 que se celebra en Dubái representa una coyuntura crítica para las iniciativas climáticas internacionales destinadas a cumplir el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura a 1.50C”.

' Si las masas obedecen y las élites se reparten suficiente plata, aún hay esperanza.

Fritz Thomas

En milenios pasados, brujos climáticos arrojaban vírgenes al volcán para evitar que hiciera erupción, realizaban sacrificios humanos sobre altares de piedra para atraer lluvias, alejar sequías, huracanes u olas de calor. Actualmente rompen piñatas llenas de dinero en finos hoteles, irónicamente, climatizados. Ninguno de estos métodos es eficaz para asegurar que la “temperatura promedio del mundo” no suba más de 1.50 C para fin de siglo. La ONU señala que “La ventana para mantener la temperatura global dentro del umbral de 1.50 C se está cerrando, pero sigue habiendo esperanza”. Es decir, si las masas se lo creen y obedecen, y las élites se reparten suficiente plata, aún hay esperanza.

La agenda de funcionarios y élites ha estado cargada y sus aviones se han mantenido con motores encendidos, ya que previo a COP 28 se realizaron “semanas regionales del clima”; una en Nairobi, otra en Riad, una tercera en Panamá y otra en Asia. En estas jornadas climáticas se discutieron variedad de temas verdes, especialmente el que circula como buitre: los países “en desarrollo” exigen que los “países desarrollados” cumplan con dar US$100 mil millones al año para compensar las “pérdidas y daños” que ricos han causado a pobres, ya que “la contaminación intensifica la desigualdad”, o en palabras de António Guterres, secretario general de la ONU y de la Internacional Socialista, ha llegado la hora de la justicia climática. Altos funcionarios del Gobierno Regional de Kurdistán en Irak, que lidian con una aguda crisis financiera en casa, asisten al COP 28 con la esperanza de obtener recursos para luchar contra el cambio climático en su región, golpeada por sequías extremas. Allí donde se dispensan cientos o miles de millones de US$ para combatir la sequía, habrá sequía.

Un poco de perspicacia delata que más allá de los discursos rimbombantes, declaraciones de amor al planeta y la ingeniería de nuevos mandatos, órdenes y reglas, lo que más se discute en COP 28 son negocios; desde gobiernos y ONG con la mano tendida hasta proveedores de productos y servicios verdes. La emergencia planetaria requiere inversiones masivas. En medios y redes circuló como trueno el descubrimiento de un vergonzoso complot; al parecer, el país anfitrión, Emiratos Árabes Unidos, planeaba usar las discusiones climáticas para “hacer negocios petroleros” —como si fueran a delinquir. Fueron descubiertos a tiempo y nadie se percató de que los cien mil delegados al COP 28 arribaron en vuelos, sin novedad, para ser movilizados, atendidos y agasajados en Dubái, merced de ese extraordinario motor del mundo moderno; el petróleo.

La humanidad tiene más que temer por lo que harán las élites gubernamentales, corporativas y expertas en nombre del cambio climático que al cambio en el clima.

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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