MIRADOR

¿Fortuito duelo de titanes?

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La pasada semana se filtró un chat en el que el vicepresidente hacía ciertos reclamos/observaciones al presidente, algo que me parece sumamente grave. Las hipótesis al respecto señalan que pudo hacerlo cualquier de los dos, un tercero de los incluidos en la conversación o una escucha externa. En cualquier caso, es preocupante que conversaciones privadas entre los más altos cargos de la nación, tenga trascendencia mediática. Si realmente hay diferencias sustanciales es preciso que se corrijan o solucionen de inmediato. Si son irreconciliables o hay de por medio vulneraciones legales, deberá buscarse una solución por la vía política o judicial. Pero lo que no es de recibo en el “país de las bolas” es generarlas al más alto nivel ni mucho menos que la desinformación sea un elemento sobre el que construir un debate nacional. Si pone a trabajar las neuronas y desecha la bilis —no siempre fácil— puede establecer escenarios y tomar postura respecto de la controversia.

' La filtración del chat ha permitido establecer una conjetura que tome cuerpo y sea aceptada y replicada en un mundo altamente mediático.

Pedro Trujillo

La filtración del chat ha permitido construir y consolidar una conjetura, aceptada y replicada en un mundo altamente mediático, dirigido más por el hígado que por la cabeza, y con activistas en redes que la promueven y moldean a su interés: el presidente quiere deshacerse del vicepresidente. Sin embargo, esa suposición hay que contemplarla como aceptable y no se puede desechar la posibilidad de su existencia, pero también hay otra que parece no querer plantearse: el vicepresidente quiere deshacerse del presidente ¿Cuál de ellas puede ser más consistente en estos momentos, y quiénes apoyarían una y otra?

Si hacemos un análisis lo más desapasionado posible, vemos que en el primer caso al presidente le bastaría con ignorar al Vice, y asunto terminado. Quedaría anulado y no es necesaria otra actuación para desplazarlo y dejarlo inoperativo. No obstante, en el segundo caso se requiere necesaria y obligatoriamente que el primero renuncie o sea apartado, lo que demanda, sin duda, muchas más actuaciones, presión y estrategia, además de concurrencia de variados grupos de interés. De ahí que, planteadas ambas, habría que ver quienes podrían estar detrás de cada una —ejercicio también de ficción— para comprender que fuerza las mueve, dando por buenos —lo que no necesariamente es cierto— ambos escenarios. En todo caso, sin apoyos internos y externos muy fuertes no es posible la segunda de ellas.

En el momento que todo esto ocurre concurren otras circunstancias que no debemos dejar fuera de la reflexión, vaya a pasar como en 1944/1954. En ese tiempo, lo sucedido fue con conocimiento, permiso o acción directa norteamericana, aunque analizamos normalmente lo interno sin visualizar lo externo, y me da la impresión de que en esta ocasión ocurre algo similar, porque nuestro localismo mira excesivamente el ombligo y piensa más en la casualidad que en la causalidad.

La inexplicable caravana “espontánea” de migrantes hondureños en tiempos de pandemia, las próximas elecciones norteamericanas, el cambio de embajador USA, la presión intensa en redes contra la Fiscal General, la crisis del sistema judicial, las vacantes no cubiertas en la CC, personajes políticos que azuzan desde las redes, diputados abiertamente confrontados con el Ejecutivo y otras que usted puede agregar son elementos que “fortuitamente” concurren en esta crisis y que se comentan en redes de forma similar pos mismos, ya conocidos. Me parece que en todo esto lo único azaroso es la muerte de Quino y la orfandad de Mafalda y sus amigos. Los años no pasan gratis, y llevo demasiado tiempo en el país como para desechar teorías de la conspiración o no ser capaz de identificar a algunos de los que suelen estar detrás de ellas.

ESCRITO POR:

Pedro Trujillo

Doctor en Paz y Seguridad Internacional. Profesor universitario y analista en medios de comunicación sobre temas de política, relaciones internacionales y seguridad y defensa.

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