CATALEJO
Historia: dependencia de las personalidades
La Historia está hecha por seres humanos viviendo en un tiempo específico cambiante y por esto muchos de sus capítulos dependen de las personalidades e historial biográfico de sus principales protagonistas. El analista guatemalteco Roberto Ardón publicó hace un mes su interesante libro “Rivalidades, duelos políticos que han marcado nuestra historia” y escogió seis: Rafael Carrera-Francisco Morazán; Manuel Estrada Cabrera-monseñor José Piñol y Batres; Dionisio Gutiérrez-Sandra Torres; Alejandro Maldonado Aguirre-Manuel Colom Argueta, y Carlos Castillo Armas-Jacobo Árbenz. A mi parecer hoy los de más actualidad son las últimos dos, aunque todos reciben también un análisis sereno de sus personalidades. Sugiero leerlo.
' El libro Rivalidades permite conocer detalles y entretelones de las personalidades históricas nacionales.
Mario Antonio Sandoval
Ardón no tiene el propósito de narrar una historia total, sino sólo los choques de ideas y posiciones de algunos personajes importantes. Esto no le impide opinar con base en hechos leídos o narrados por sus descendientes y también demuestra una cuidadosa investigación (38 autores) presentada con lenguaje comprensible, aunque en algunas ocasiones pudo –creo yo— escoger menos diplomacia o cuidado, y ser directo, directo, con mucho más menciones de nombres específicos de los actores secundarios. Los dos primeros casos comienzan en el siglo XIX, terminan en el siglo pasado y muestran a personajes ya olvidados, como Piñol y Batres. Estrada Cabrera, por ironía, permanece conocido al ser el anónimo protagonista de El señor Presidente, de Miguel Ángel Asturias.
La rivalidad entre Maldonado Aguirre y Colom Argueta terminó con su asesinato y fue la última vez de una confrontación elegante aunque dura y fuerte entre dos adversarios ideológicos de amplia cultura personal, sin abandonar su papel de políticos. El sobreviviente aun ahora demuestra su amplia cultura, conocimiento del Derecho y sobre todo con lenguaje comprensible para los profanos. A partir de entonces (los setentas) si bien llegaron a la Historia nacional otros personajes políticos con base ideológica, en realidad invadieron el escenario numerosos politiqueros corruptos cuya permanencia ha tenido poco más de un cuarto de siglo, con los resultados de hoy, como ya es conocido por la mayoría de guatemaltecos. El libro tiene como fin descubrir a los seres humanos.
Árbenz “el canche” (Quetzaltenango, 1913), taciturno, gran deportista y cadete, sin mando de tropa, administrativo, catedrático de historia militar. Castillo Armas, “cara de hacha”* (Santa Lucía Cotz., 1914), moreno, audaz, con mando de tropa y culto por su afición a la lectura. Aporto un detalle: su novia, Odilia Palomo, integraba un grupo literario al cual pertenecía mi padre, Mario Sandoval Figueroa. Ya casados, ascendido a director de la Politécnica, lo invitó a dar pláticas a los alumnos sobre del tema. Duró poco: las eliminaron “porque los estaba ahuecando”… Otro: Mis tías bisabuelas Teresa y Elvira Samayoa, en 1958 me llevaron a La Democracia a visitar a doña Josefina Castillo, madre del presidente asesinado, en su humilde casa. También enseñaba la doctrina.
Roberto Ardón tiene, a mi criterio, otra característica fundamental: tratar los casos analizados tomando muy en cuenta las circunstancias de las épocas cuando ocurrieron. No cae en el error de juzgar el pasado con criterios del presente, como hacen muchos, y sin un activismo, fanatismo ni simplismo ideológicos. Esto abre el interés de aquellos lectores abiertos a aceptar las cosas como fueron, según distintas ópticas. Es un buen paso para despertar la curiosidad de leer otras antiguas o recientes obras sobre la Historia de Guatemala, ignorada porque muchos de sus capítulos fueron reducidos en su importancia tanto por unos como por otros. Las otras cuatro rivalidades escogidas por el autor deben ser leídas con la misma actitud de conocer aciertos, errores y detalles.