POR LA LIBERTAD

Improbado otro estado de Calamidad

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Esta semana ha vuelto a ganar la razón y la cordura. La división de poderes funciona. Por diversas razones, los diputados del Congreso de la República decidieron improbar el nuevo estado de Calamidad que el Ejecutivo había decretado el pasado viernes. La razón de dicho estado de Calamidad fue la presión de los médicos para contener el avance de la pandemia de covid-19.

' Por unos pocos no puedes restringir los derechos individuales y las libertades de todos los habitantes del país.

Ramón Parellada

Entre las sugerencias estaban la implementación de medidas de restricción para evitar aglomeraciones en todas las actividades deportivas colectivas y reuniones sociales de celebración como bodas, fiestas, discotecas, antros, conciertos, entre otros; pasar a forma virtual las actividades deportivas, artísticas, educativas y religiosas, entre otras; y toque de queda desde las 20 horas de un día a las 4 horas del día siguiente. Las excepciones serían las de siempre: personal de Salud, abogados, periodistas plenamente identificados, cuadrillas de trabajo de empresas de energía y toda aquella empresa considerada esencial.

Esto es adicional al semáforo que se estableció precisamente para evitar estas medidas. Por lo tanto, las medidas son innecesarias, puesto que el semáforo ya previene contagios dependiendo del color en que esté cada departamento o región. Y justamente cuando el semáforo está en rojo hay muchas restricciones que impiden aglomeración.

No se justifica por ningún motivo el estado de Calamidad. Las medidas propuestas como la del toque de queda solo provocarán que la gente se aglomere más en las horas en que sí pueda movilizarse para hacer todas sus compras o lo que necesite hacer, por ejemplo. Todas las prohibiciones de los deportes colectivos o las clases presenciales ya estaban indicadas en el semáforo, pero no tienen sentido, ya que precisamente los protocolos que se establecieron para llevar a cabo estas actividades permiten un mayor control sobre los contagios. No quiere decir que se eliminen al 100%, pero sí se reducen.

Esta semana vi una buena presentación de parte de Diestra, en la que se menciona que la tendencia de contagios ya cambió y está disminuyendo en la región metropolitana, justamente la región con mayor porcentaje de vacunación. Esto, a mi juicio, es la mejor herramienta para que disminuyan los contagios y la gravedad de los casos. La evidencia de otros países es contundente. Sé que hay gente que no se quiere vacunar por la razón que sea, pero en la medida en que entendamos que el riesgo de ponerse la vacuna es menor a no hacerlo, la mayoría de las personas se vacunarán.

El martes por la tarde escuché un rato la radio y el presidente estaba furioso contra los diputados y los empresarios. Realmente no tenía razón. Está escondiendo su ineficiencia en cuanto al número de camas de los hospitales, las compras de medicinas y equipo para los médicos; la falta de transparencia en las compras de vacunas, el rezago en vacunación yen la contratación de más médicos y enfermeras, a pesar de todo el dinero que se le ha dado. Eran patadas de ahogado.

En fin, creo que fue muy atinado el que se improbara el estado de Calamidad. Pero me parece una tontería que se tenga que esperar a que se publique en el diario oficial para que ya deje de tener vigencia. No debemos permitir que ni el presidente ni los médicos sigan metiendo tanto miedo a la población y culpándola, como siempre lo hacen, de los contagios. La enfermedad vino para quedarse y debemos vivir con ella. La mayoría de las personas son responsables y se cuidan. Por unos pocos no puedes restringir los derechos individuales y las libertades de todos los habitantes del país. El Gobierno no debe ni debería poder impedir el derecho de las personas a sus ingresos mediante su trabajo.

ESCRITO POR:

Ramón Parellada

Empresario. Catedrático universitario. Director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).