LA BUENA NOTICIA

Jutiapa, en ayuno y oración por la democracia

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La diócesis de Jutiapa ha declarado noviembre tiempo de oración y ayuno, de penitencia y obras de misericordia. Con estas prácticas de espiritualidad cristiana cada parroquia se suma a la dinámica de resistencia pacífica por la defensa de la democracia. Además cuestiona la clase política aceitada por la corrupción y la impunidad, denuncia el contubernio del poder económico con la alianza criminal que gobierna poniendo en riesgo la frágil democracia.

' Toda sociedad tiene personas sensatas que proceden con sabiduría y necias que actúan con torpeza.

Víctor Manuel Ruano

Inspirados en el profeta Isaías, ayunamos, porque queremos que en Guatemala se suelten las cadenas de la injusticia en el Organismo Judicial, se desaten las correas del yugo opresor en el Ministerio Público, se libere a los oprimidos por el Cacif, se quebranten los yugos impuestos por un Estado racista, excluyente y represor. (Cf. Isaías 58, 6).

Nos ponemos en oración porque soñamos con un país donde nadie pase hambre, el pobre tenga techo y vista dignamente, y nadie sea indiferente a todo el que es de la misma condición humana. (Cf. Isaías 58, 7).

Ayunamos y oramos para que en Guatemala surja la luz como la aurora, cicatricen las heridas de la violencia y de la guerra, y seamos acompañados por la justicia y la gloria de Dios. En noviembre clamamos al Señor y él nos responderá, pediremos ayuda y él nos dirá “Aquí estoy”. (Isaías, 58, 8-9). ¡Ánimo, Guatemala! ¡Un pueblo en resistencia y en oración jamás será vencido!

Desde ese contexto diocesano y nacional nos acercamos a la parábola contada por Jesús en Mateo, 25, 1-13, para estar vigilantes. La historia trata de un grupo de señoritas que salen, llenas de alegría, a esperar al novio para acompañarlo en su boda. Desde el comienzo sabemos que unas son sensatas y otras necias. Las sensatas llevan consigo aceite para mantener encendidas sus lámparas; en cambio las necias no piensan en nada de esto. El novio tarda, pero llega a medianoche. Las sensatas salen con sus lámparas a iluminar el camino, acompañan al novio y entran con él a la fiesta, mientras que las necias no saben cómo resolver su problema de lámparas apagadas. Así no pueden acompañar al novio. Cuando llegan es tarde. La puerta está cerrada.

Entonces, podemos inferir que toda sociedad tiene personas buenas, sensatas, que en sus asuntos proceden con sabiduría y actúan de manera responsable. Pero, al mismo tiempo, hay personas malas, necias, frívolas, descuidadas, que proceden con torpeza.

No pretendo fomentar un maniqueísmo, como si hubieran dos principios creadores, uno del bien y otro del mal. Es para comprender que en nuestra realidad social y religiosa, como en cada persona, existen estas dos fuerzas, la del bien y el mal, la del sensato y el necio.

Dependerá de nuestra conciencia, de nuestra libertad y de nuestra responsabilidad cuál se va imponiendo como tendencia, que luego se refleja en los valores éticos que inspiran nuestra conducta personal y social, que le dan consistencia a lo que somos y hacemos y sentido a nuestra presencia en el mundo.

De acuerdo con el contexto en que se encuentra la parábola de hoy, Jesús la dijo en vísperas de su muerte, para denunciar la conducta de las autoridades religiosas y políticas de aquella sociedad: necias. Esto resulta lógico, porque en sociedades autoritarias son los insensatos quienes acceden al poder. En Guatemala lo demuestra el “pacto de corruptos”, que han mutado a ser “golpistas”.

Urge estar vigilantes para que nunca falte el aceite que ilumine el sendero de la nueva Guatemala que queremos, el aceite del bien común que genere oportunidades para hacer de la vida una fiesta de bodas, la fiesta del amor solidario y eficaz. Luis Gregorio Bautista fue lámpara encendida y presbítero vigilante. R.I.P.

ESCRITO POR:

Víctor Manuel Ruano

Presbítero de la Diócesis de Jutiapa. Licenciado en Sociología por la Pontificia Universidad Gregoriana, Roma. Fue rector y profesor del Seminario Nacional de la Asunción, Guatemala, y vicerrector académico Cebitepal, Colombia.