Si me permite

La educación integral se luce en los detalles

La educación, si es integral, no solo forma, sino que genera cambios que marcarán la vida.

“Educar la mente sin educar el corazón no es educar en absoluto”. Aristóteles


La educación cuando es recibida y aceptada de buena manera, se le puede sacar el mayor provecho, pero esta debe pasar de la etapa informativa y con una acción voluntaria deberá ser un recurso por el cual seamos formados de tal modo que nuestra manera de ser y nuestro modo de actuar habrá de actuar conforme a la educación que hemos recibido. Claro está que en la primera etapa en la que fuimos formados se nos instruyó y luego se nos exigió cosas que hoy son parte nuestra porque permitimos que nos fueran formando hasta el punto en el cual llegó a ser nuestro modo de ser y nuestro modo de actuar.


Posiblemente en la etapa formativa cuando fuimos educados, muchas cosas que se nos dijeron o bien que se nos impusieron para hacer no fueron de nuestro agrado y no sería extraño que lo hubiéramos hecho para evitar mayores problemas, pero hoy como esos detalles que nos fueron inculcados son parte nuestra, han sido determinantes para que lleguemos al nivel en el cual nos encontramos y seguramente agradecidos por aquellos que tomaron el tiempo y tuvieron el carácter necesario en educarnos.


La educación que ha sido formativa tiene una característica, que las cosas se hacen o se dejan de hacer no porque otros nos lo piden sino porque nosotros tenemos el interés en ser como somos y muy posiblemente con miras a mejorar muchas áreas de las cuales nadie sabe y probablemente tampoco les interesa, pero a nosotros sí nos interesa porque tenemos bien definido a donde queremos llegar, no importando cuanto nos falta, pero estamos en la dirección correcta y con la motivación apropiada.

Los que educan deben asegurarse de que la tarea tiene un marco integral para que sea productiva.                    


Es interesante poder reflexionar que todos empezamos igual incluso con las mismas alternativas, pero el estar dispuestos a pagar el precio puede haber hecho la gran diferencia. Por ejemplo, cuantos de los logros es porque había una exigencia de madrugar e incluso se debía sacrificar algunas comodidades, pero talvez algunos optamos por la comodidad o posiblemente en posponerlo y con el tiempo la oportunidad ya no estaba a nuestro alcance. Sin duda como humanos es muy fácil dar explicaciones y saber justificar del porque no pudimos hacerlo, pero la realidad es que hoy estamos donde estamos y no hay quien lo pueda ocultar.


En nuestra modernidad es sorprendente la amplitud con que la panorámica se nos presenta y no podemos justificar que no teníamos otra opción y no nos quedaba otra alternativa. Claro, sin lugar a duda, unos han tenido muchas más opciones que otros, pero de las opciones que tenían, ¿cuántas aprovecharon? No podemos negar que hay una gran cantidad de personas que están lamentando las oportunidades que no supieron aprovechar, pero algunos talvez un grupo mucho menor vive con una satisfacción que difícilmente se puede explicar con la razón, pero decidieron, se arriesgaron y los resultados están a la vista de los que los rodean.


Por esto, cuando aprovechamos toda la educación que la vida ofrece y que está a nuestro alcance, sea esta formal o informal habremos de ser diferentes y en cada cosa en la que nos involucramos la habremos de mostrar, sencillamente porque el proceso educativo llegó a ser una etapa formativa para poder alcanzar nuestras metas, haciéndolo en forma educada y prolija.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.