PLUMA INVITADA

La hidalguía de ser guatemalteco

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“Las cosas humanas no son eternas”. Miguel Cervantes Saavedra, capítulo LXXIV.

En el inicio del gobierno de César Bernardo Arévalo de León irrumpen de nuevo cada una de las comunidades de Guatemala en una búsqueda de bienestar. En las últimas horas de El Quijote de La Mancha no se reconoce como el ingenioso Hidalgo, sino como Alonso Quijano, que por sus costumbres se le renombró como Bueno. Hay que reconocer que son pastores que pasaban la vida cantando como príncipes.

' Lo mejor para el pueblo y su dinámica es fortalecer las instituciones tal como están.

José Miguel Argueta

La locura que se vino tras el azote de la pandemia despojó la atroz idea de estar combatiendo el mal en una nación que poco o nada sabe de sí misma, como lo reconoce Miguel de Cervantes Saavedra al Conde de Lemos el 31 de octubre de 1615.

La hidalguía proviene, como el soldado muerto en batalla y no libre en la fuga. Mérito merece en esta confrontación entre una misma nación, como las siete ciudades de Grecia, un esplendor en donde no se puede vituperar al vencido y alabar al vencedor, pues unos y otros no son eternos.

Ser guatemalteco y determinar vivir en estas tierras, con niños que día a día mueren desnutridos, avaros de riqueza e intelectuales que unen datos pues carecen de formación cívica, implica como reto de base la formación del tejido social a partir de vencedores y vencidos, que se confunden con el día a día en las acciones que se promueven nacidas del corazón humano.

Algunos creen que el problema comenzó con una cooptación del Estado y la iniciativa privada incitando sus influencias para poner presos a dos presidentes constitucionales de la República que, pasado el tiempo, duermen en sus casas. Otros con las elecciones de los cuerpos electorales ilegítimos de la Universidad de San Carlos de Guatemala, que eligen autoridades invalidando los cuerpos electorales legítimos cuyo período vencía meses después de la elección.

Hoy se unen fuerzas de personas que no forman unidad de pensamiento para descalificar históricamente la forma en la cual los acontecimientos fueron dándose. Defienden o atacan las elecciones generales y se consideran víctimas de un fraude en la elección del gobierno universitario, cuya conformación, según su ley orgánica, es dada a la letra «Artículo 12. La Universidad de San Carlos de Guatemala, tendrá para su gobierno e integración los siguientes organismos: un Consejo Superior Universitario, un Cuerpo Electoral Universitario y un rector».

El señor rector estaba acusado y con vejámenes arbitrarios, y luego, separado de su puesto, da paso a una confrontación absurda que concluye en la restitución de su exrector como profesor, reconociendo su alta calidad profesional y su aporte al conocimiento.

Ahora, en la lucha contra la dinámica de la normalidad, se alzan grupos que a mediano plazo enfrentarán su aspiración por dirigir la Carolina. Lo mejor para el pueblo de Guatemala y su dinámica es fortalecer las instituciones tales como están y evitar epítetos de aquellos que defienden las elecciones generales y vituperan su alma máter.

Luchar contra molinos de viento es una fantasía, como lo reconoce Alonso Quijano en su lecho de muerte, y recobrar la cordura de nuestras instituciones y su autonomía procurará un bienestar que solo puede provenir de la hidalguía de los guatemaltecos que aún vivos pueden reconocer la necesidad de favorecer el bien común.

ESCRITO POR:

José Miguel Argueta

Profesor universitario del curso Unión Europea. Formación doctoral en Derecho en la Universidad Francisco Marroquín y Comunicación Estratégica en la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Politólogo de profesión.