POR LA LIBERTAD

La Ley de Competencia no defiende al consumidor

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Desde hace ya más de 20 años se ha tratado de pasar una ley cuyo nombre equivocado es el de “Competencia”. Digo equivocado porque es una ley regulatoria que impone más trabas al crecimiento y desarrollo de las empresas en nuestro país. Esta ley impide que las empresas guatemaltecas puedan alcanzar tamaños importantes para competir con las mayores empresas del mundo. Así que en vez de permitir que nuestro país pueda generar empresas gigantes para ir a competir con otras, se impide la competencia. No es de extrañar que la Comunidad Económica Europea y que Estados Unidos de América estén presionando para que se pase esta ley. Justo en un país pobre y pequeño que necesita urgentemente más empresas y crecimiento económico.

' La mejor forma de generar competencia es desregular y eliminar toda barrera arancelaria y no arancelaria.

Ramón Parellada

Es mejor que se llame “ley Antimonopolio o Antitrust”, que para efectos prácticos tampoco es necesaria porque está basada en una definición deficiente de lo que en realidad significa un monopolio. Esta definición es que exista una sola empresa o un solo proveedor o que la empresa más grande sea dominante abarcando un buen porcentaje del mercado. Un porcentaje que los reguladores definen arbitrariamente. La idea es evitar que existan “grandes” empresas y el criterio de los reguladores es burocrático y político en la mayoría de los casos. Esto implica más corrupción, por supuesto, más trabas y menor crecimiento económico. Los defensores del proteccionismo europeo y de Estados Unidos de América están presionando para que se apruebe esta ley. Nuestros diputados que tienen compromisos con ellos les están haciendo el favor. Nosotros mismos estaremos impidiendo la competencia contra sus enormes empresas. ¡Que ironía!

¿Dónde está el problema? En la definición de “monopolio”. La definición errónea es la que mencioné y que se basa en una sola empresa. La definición que a mí me parece correcta no es la del número de empresas, sino la capacidad de imponer precios de monopolio. Un precio de monopolio es el que se impone por encima del que el mercado libre determinaría en base a oferta y demanda en un ambiente de libre competencia. Una situación de una sola empresa no implica precio de monopolio si hay libertad de entrada. Esto significa que cualquier persona pueda en cualquier momento importar el mismo producto o invertir en una fábrica que compita con la actual. A esto se le llama competencia potencial y es la más temida de todas las competencias, es la que no existe en ahora pero puede formarse en cualquier momento. Por ello, cualquier empresa, por más solitaria que se encuentre, debe cuidar que sus precios sean competitivos a modo de no atraer competencia a su sector. La mejor forma de generar y permitir competencia es desregular y eliminar toda barrera arancelaria y no arancelaria.

Es muy interesante que quienes defienden estas leyes son también las empresas más ineficientes, ya que no quieren competencia. La competencia libre es despiadada en el sentido de que quien no puede proveer un servicio al mejor precio puede llegar a quebrar. Por ello, el que surjan enormes empresas eficientes y competitivas en nuestro país puede amenazar empresas del exterior que son gigantes. Pero si no las dejamos crecer a base de regulaciones, burocracia, corrupción y proteccionismo arancelario y de otra índole, entonces seguiremos siendo pobres por siempre. Lo diputados deberían pensar en el bien de Guatemala y no alinearse con los grupos de presión, ya sean locales o del exterior. Defender al consumidor es permitir que nuestras empresas puedan crecer y desarrollarse eliminando regulaciones, trabas, trámites y barreras arancelarias y no arancelarias proteccionistas.

ESCRITO POR:

Ramón Parellada

Empresario. Catedrático universitario. Director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).