PLUMA INVITADA

La opinión de la mayoría

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La vida en democracia no consiste en hacer o decidir lo que la voluntad de la mayoría dice. A cada guatemalteco debe preocupar reducir el poder coactivo del Estado al mínimo. Cada recurso material que se utiliza para promocionar los partidos políticos sale, en suma, del sudor y trabajo de los guatemaltecos que pagan impuestos. El hambre, la desnutrición, el mal estado de la estructura civil, tal como puentes y carreteras, son resultado de la tiranía del partido elegido equivocadamente, pensando que se debe ejercer la arbitraria decisión de la mayoría.

' Todo adulto mayor de 18 años en este país debe ejercer libremente su voto.

José Miguel Argueta

La diferencia de la opinión de la mayoría la reconocemos porque se opone al gobierno autoritario. La palabra democracia, al igual que la mayoría de los términos utilizados para sustentar las elecciones del 25 de junio de 2023, sirve para describir un método de gobierno: la regla de la mayoría. En suma, la bondad de leyes sancionadas que legítimamente provean bienestar aceptado por la voluntad de la mayoría.

Por ejemplo, los candidatos al Honorable Congreso de la República deben proponer en su publicidad iniciativas de ley o que están detenidas o sujetas a que no pasen por la voluntad de la plutocracia, la oligarquía. De ser lo contrario, esos candidatos son buscadores de rentas. Una ley debe ser general, abstracta y universal, y no dedicada a satisfacer intereses particulares.

Ahora, en caso de los gobernantes, como presidente y vicepresidente deben tener claros los objetivos que encarnan el poder público. Ninguno de los presidenciables objeta lo que pasa sobre la única universidad pública, la cual eligió sus autoridades por voluntad arbitraria de los colegios electorales afines, las cortes de justicia jamás se pronunciaron hacia ilegítimas acciones cometidas y ahora el pueblo paga que la administración de esta se realice desde lujosos hoteles de la ciudad, cuando hay necesidad de educación de ciudadanos que pueden coadyuvar a la realización de obras absolutamente necesarias.

Al ver que las cortes no resuelven y permiten que los guatemaltecos resuelvan sus deudas porque en Guatemala los medicamentos cuestan el doble que en la Patria Grande es porque se ha entendido que los gobiernos han sido elegidos por los poderes de la mayoría. La democracia debe ser entendida como un medio, no como un fin. La alabanza a quien demuestra su mejor campaña de medios es un peligro. En Guatemala, el sufragio se limita a muchos adultos que ejercen poder, tal es el caso de las fuerzas armadas, los miembros de la Policía Nacional Civil, el Sistema Penitenciario, etc. Todo adulto mayor de 18 años en este país debe ejercer libremente su voto.

No creemos sinceramente que un grupo de ciudadanos de un municipio tengan derecho a someter a otros porque la voluntad de la mayoría no vio planes, proyectos viables y posibles formas de autonomía de su municipio en lugar de cruzar día con día a otras localidades en busca de pan y bienestar familiar. La democracia, como medio, se gana bien, no con favores y dádivas, sino como ejercicio ciudadano de lo que nos acontecerá en los próximos cuatro años con la promulgación de leyes claras que no constituyan un fin en sí mismas.

Cada cartel electoral, cada pauta, cada acción, habrá que pagarse. Los buscadores de rentas que se adhieren a los partidos se convierten después en los autócratas que destruyen la poca vida civilizada que queda.

ESCRITO POR:

José Miguel Argueta

Profesor universitario del curso Unión Europea. Formación doctoral en Derecho en la Universidad Francisco Marroquín y Comunicación Estratégica en la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Politólogo de profesión.