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Las penurias del Banco de Occidente

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La Junta Directiva del Banco de Occidente, S. A., publicó un libro de lujo con fotografías con motivo de los 75 años de su fundación (1881-1956).

' Sufrió la Revolución de Occidente (1897), el terremoto y la erupción del volcán Santa María (1902).

José Molina Calderón

El Banco fue organizado como un banco de emisión de billetes en 1881. En su larga vida hasta los 75 años, sufrió los efectos de la Revolución Militar de Occidente de 1897; del terremoto y de la erupción del volcán Santa María, ambos en 1902; la Primera Guerra Mundial 1914-1918; la Gran Depresión de 1929; y la Segunda Guerra Mundial 1939-1945. Seguidamente extractos de la publicación en voz de la Junta Directiva:

A estos infaustos hechos de carácter nacional, hubo de agregarse las consecuencias derivadas de las dos guerras mundiales, que descargaron su máximo impacto sobre la industria del café, cuyo producto era a la sazón el único renglón exportable digno de consideración de la economía guatemalteca, y por lo mismo, su sola fuente de divisas. La baja en las cotizaciones internacionales del artículo fue de tal magnitud, que no se cubrían ni siquiera los costos de producción del llamado grano de oro. Muchas plantaciones fueron abandonadas y las demás subsistieron con pérdida en los aciagos años de la Primera Guerra y parte de la Segunda. Tal crisis afectó, como no podía ser menos, la vida total del país en forma literalmente ruinosa, y una de sus repercusiones más graves tenía que recaer sobre la economía bancaria, especialmente de aquellas instituciones vinculadas en forma directa a la industria cafetalera, como el Banco de Occidente. Hasta aquí la Junta Directiva.

La Junta Directiva señaló que resultaba inevitable que una gran mayoría de los deudores del banco cayera en mora, y la propiedad raíz, sobre todo la rural, se desvalorizara a términos extremos. Se quejaron amargamente los directivos que el gobierno del presidente de la República Jorge Ubico, causó grandes pérdidas por obligarlos a recibir sus propias acciones que se encontraban muy desvalorizadas, como documento de pago de las deudas de los clientes.

Aunque el Banco no pone ejemplos, lo explico de la manera que sigue. Si el valor nominal de una acción era de cien quetzales, y el valor de compra-venta, o valor en plaza de cuarenta quetzales, la pérdida equivale a sesenta quetzales por acción, que redujo y absorbió directamente el capital del Banco.

Agregan los Directivos, por si esto fuera poco, el Gobierno de Ubico, en parcial defensa de los deudores del Banco, dispuso que éstos pudieran cancelar sus adeudos con el mismo a cambio de las acciones de la propia institución, obligándola a recibirlas como dinero efectivo y por su valor nominal, en vez de su valor en plaza. La disposición incluía también los recibos a cargo del Estado, cuyo importe cargábase en la cuenta de los bancos por las obligaciones que éstos tenían a su favor de aquél, derivadas de la circulación fiduciaria, que el gobierno interpretaba a su manera. La arbitrariedad fue manifiesta desde el punto de vista económico y legal. Fácilmente podría estimarse la pérdida que tal medida produjo a la institución, cuyas acciones se encontraban forzosamente depreciadas por razón de las circunstancias reinantes.

La Junta Directiva del Banco comentó los efectos de la Gran Depresión de 1929 utilizando la palabra deflación —palabra contraria a inflación—, que significa que los precios de los productos se redujeron, en este caso, considerablemente. Además, se quejaba de que el trato a los bancos estatales que eran el Banco Central de Guatemala y el Crédito Hipotecario Nacional, disponían de privilegios y exenciones de las que no gozaba la banca privada.

ESCRITO POR:

José Molina Calderón

Economista. Consultor en gobierno corporativo de empresas familiares. Director externo en juntas directivas. Miembro de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Autor de libros de historia económica de Guatemala.