POR LA LIBERTAD

Libertad de Emisión del Pensamiento

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Hoy se celebra el día del periodista en Guatemala. Es importante celebrarlo porque de una época para acá pareciera que se está censurando y demandado a algunas personas por ejercer su derecho de libre emisión del pensamiento. Esta tendencia es mundial y Guatemala no es la excepción. A los gobernantes de turno no les gustan muchos comentarios, cuestionamientos o incluso acusaciones públicas de quienes escriben o están en programas de radio y televisión.

Ramón Parellada

Cuando la Cicig estaba en Guatemala, recuerdo que acusaron en forma ridícula, pública e injusta a Estuardo Zapeta, de Libertópolis, por simplemente emitir su opinión. La Cicig fue un desastre y estableció una forma de perseguir a la gente a base de violar sus derechos humanos más fundamentales, retorciendo la ley para callarlos. Lamentablemente, esto dejó un camino para que otros hagan lo mismo en cuestiones políticas e ideológicas. Como un péndulo, la justicia a veces va hacia un lado y otras al contrario. Es la perversión de la Ley, como decía Bastiat.

Recientemente capturaron a algunas personas relacionadas con los destrozos ocurridos en la Usac (Universidad de San Carlos). Utilizaron videos de TikTok y otros medios digitales para formalizar la acusación. Lo que yo pude ver en algunos de ellos era la emisión libre de pensamiento. Aparte es que ellos se involucraran o no en acto vandálicos. Pero emitir opinión no debe ser sujeto de persecución penal. Defiendo la frase famosa relacionada con la libre emisión del pensamiento que se le atribuye a Voltaire: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. Todos tenemos derecho a la libertad de expresión. Es importante permitirlo y no reprimirlo, incluso estando en contra de lo que dicen. Cuando se reprime a la gente por expresar sus ideas, se crea una mayor presión por las mismas, aunque estén equivocadas o no estemos de acuerdo.

Un país donde columnistas, editorialistas, periodistas, comentaristas de programas radiales y de televisión y cualquier persona pueda libremente expresar abiertamente sus opiniones es un país civilizado. Contribuye al entendimiento de las ideas escuchar, por ejemplo, debates de expertos con opiniones encontradas, críticas al gobierno, la defensa de diferentes aspectos sociales, ambientales, ideológicos, científicos, o del tema que sea, sin que uno tenga miedo a ser callado por la fuerza, amenazado o incluso demandado. Es cierto que hay que respetar ciertas normas. No se puede ni debe atacar falsamente la reputación de una persona. De acuerdo con la Ley de Emisión del Pensamiento, estás sujeto a sanciones. Se debe emitir opiniones en forma responsable, no a base de mentiras que afecten gravemente el derecho de otros. Uno debe estar dispuesto a defender lo que uno dice y por eso, en mi caso, considero que lo importante es debatir las ideas.

A veces hay periodistas que chantajean a otras personas para que no publiquen algo que es falso en contra de ellos. Eso, para mí, no cae dentro de la libertad de emisión de pensamiento, sino ya constituye un delito de chantaje y debe ser perseguido como tal. El periodista debe escribir los hechos tal como suceden, sin emitir opinión. Debe ser lo más imparcial posible. Deben sustentar sus artículos con suficiente evidencia comprobable para poder publicarlo y que otros opinen y saquen conclusiones. Lo lamentable es que, a veces, por hacer su trabajo los periodistas son callados para siempre a base de balas. Su trabajo, junto con el de comentaristas, que sí emiten opinión, pone en alerta a la sociedad de los abusos del gobierno u otras personas.

ESCRITO POR:

Ramón Parellada

Empresario. Catedrático universitario. Director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).