Aleph

Los corruptos están salivando

Algunos corruptos, incluso, se restriegan las manos y se relamen mientras reciben las muestras de cordialidad de algunos inocentes o desmemoriados funcionarios públicos.

Son como animales al acecho de la presa, que salivan solo de imaginarla en su hocico. Los corruptos no se han ido a ninguna parte en estos pocos meses del nuevo gobierno; unos están agazapados, otros solo han cambiado de lugar, algunos más están rearticulándose y otros siguen operando descaradamente para los jefes del Pacto. Pocos pecadores arrepentidos.

No estamos aún en un punto de no retorno.

Algunos corruptos, incluso, se restriegan las manos y se relamen mientras reciben las muestras de cordialidad de algunos inocentes o desmemoriados funcionarios públicos, y hasta salivan esperando posibles cambios en la política del Norte. Da hasta para imaginar cómo afilan sus garras. Como ya se dijo antes, en la política el tiempo vale tanto como la estrategia. La institucionalidad del Estado guatemalteco aún funciona para y por la corrupción. Seguimos viendo a una Corte de Constitucionalidad (CC) jugando del lado oscuro de la cancha, a un Ministerio Público (MP) criminalizando a los enemigos del pacto mientras premia a los amigos, y a un Organismo Judicial sosteniendo ese estado nebuloso de cosas en la mala o tardía aplicación de la justicia. Eso, sin contar la actuación de sindicalistas como Joviel Acevedo, vividores del conflicto.

Todos, enfocados en amarrarle las manos al presidente Arévalo y quitarle los apoyos en espacios como el legislativo, por ejemplo, definiendo para las y los diputados de la bancada de Semilla el estatus de “independientes”, por un par de firmas que ellos mismos denunciaron en su momento antes de las elecciones, mientras que para la bancada oficialista del anterior y nefasto presidente Giammattei (Vamos), que tiene varios muertos afiliados por Mynor Mejía Popol desde sus inicios, definen un silencio cómplice.

El caso de la Universidad San Carlos (Usac) es otro ejemplo que bien puede servirnos de termómetro para medir la prevalencia de la corrupción en el país. Un rector electo por la vía del fraude en mayo del 2022 y puesto allí por el Pacto de corruptos, sigue en el puesto porque puede y porque las instancias del sistema de (in)justicia, lo permiten. El Consejo Superior Universitario (CSU) y Mazariegos son los grandes culpables de la crisis institucional y política sin precedentes en la Usac, ya que representan la continuidad de la corrupción y la cooptación de la única universidad pública del país. Ante esto, la resistencia estudiantil y de algunos trabajadores y docentes se ha consolidado y se mantiene firme. Pero esto ha traído, para muchas y muchos de ellos, allanamientos, capturas, cárcel y amenazas.

Recordemos que el CSU es parte de las instancias que eligen a las Cortes. Nada es casualidad. ¿Quién cuestionó, por ejemplo, a la cuestionada CC cuando resolvió (2007) a favor de 13 profesores de Agronomía que pidieron excluir el voto de los estudiantes para la elección de vocales de las Juntas Directivas, ejercicio que venía dando cumplimiento a la Ley Orgánica de la USAC desde hace 65 años? ¿Quién, si no el CSU, se hizo cómplice de tan irregular disposición y procedimiento? ¿Cómo se justifica que varios integrantes de ese corrupto CSU sigan en los cargos a pesar de que el periodo para el cual fueron electos ya terminó? Recuerdo, también, cuando el CSU convocó a la elección de Rector 2010-2014. El entonces rector y miembro de dicho Consejo, Estuardo Gálvez, quiso reelegirse, estableciendo un inédito y gravísimo precedente para futuras elecciones. Fue juez y parte de todo el proceso eleccionario bajo su control. Y ahora, ese mismo CSU ratifica sanciones violatorias de los derechos humanos para quienes defienden la Usac y se oponen a Mazariegos. No estamos aún en un punto de no retorno. Una cosa es compartir el mismo país con gente corrupta y tener que interactuar con ella, y otra sentarse a negociar con sicarios, corruptos y extorsionadores que ahora salivan jugosamente mientras observan a sus posibles presas. En contextos de negociación política tan complejos como los que hemos vivido en los últimos tiempos, han de establecerse desde el inicio las reglas del juego y los límites de la cancha en que se quiere jugar. Luego, se puede ir aflojando y hasta sacando los ases de la manga. Pero son los inicios los que marcan el rumbo de una gestión. Aún estamos a tiempo.

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.