Las manifestaciones pretenden mostrar cómo un porcentaje significativo de la población está en contra o a favor de determinada ley, política, persona, acciones de Gobierno, etcétera, aunque también se hacen para apoyar o rechazar acciones privadas o personales. Es un encuentro público, que generalmente se desarrolla en marcha, desplazándose de un lugar a otro. Los sitios donde se hacen son de importancia simbólica como sedes de Gobierno, el Congreso, la plaza principal de una ciudad, etc. Las personas que participan pretenden expresar su apoyo o disconformidad al ejercer presión ante las autoridades y/o empresarios que pueden solucionar lo que se plantea o modificar la problemática aludida. Su éxito normalmente se mide en la cantidad de personas que apoyan, y de qué tan identificados se encuentran con la misma.

En Guatemala, aunque han existido manifestaciones con objetivos bien definidos y que han provocado cambios positivos importantes para el país, la mayoría de son manipuladas por personas con propósitos espurios, o por organizaciones a escala mundial activistas hacia alguna causa, o por gobiernos de países interesados en mantener en el subdesarrollo al nuestro. Muchas personas son acarreadas del área rural para manifestar a cambio de un colazo a la ciudad capital, comida gratis e incluso hasta dádiva monetaria. Es evidente el desconocimiento de las personas hacia las causas que provocan la protesta, a veces portan carteles que ni entienden. En una ocasión una persona de mi pueblo, que ocasionalmente trabajaba con nosotros, vino a la capital a una manifestación, cuando se subió a la camioneta se equivocó en cuanto a elegir la que los llevaría de regreso a nuestro pueblo y terminó yéndose en una que iba en dirección contraria, aunque parecida y del mismo color, la llevó a un lugar totalmente desconocido, haciéndole aguantar hambre, sed e incertidumbre. Fue para esta persona una odisea regresar al pueblo, y quedó totalmente “curada de espantos”, para no volver a participar en otra manifestación.

Aunque en las manifestaciones hay una organización y dirección maquiavélica, es evidente la falta de sensatez para desarrollarlas. Es común que obstruyan las carreteras en ambas vías y todos los carriles, sin ceder ante las emergencias, lo que ha provocado muerte de seres humanos que son llevados en ambulancias o vehículos hacia algún hospital. Han creado también problemas económicos cuando se pierden productos perecederos que tienen las horas contadas para llegar a algún centro de abastecimiento o venta. También han generado problemas para personas que se conducen hacia sus trabajos, coartándoles totalmente la movilización. En ocasiones también los ánimos se han exacerbado y han ocurrido tragedias, como la ocurrida en la calzada San Juan con estudiantes de la Escuela de Comercio No. 2, en la que una estudiante fue arrollada por un piloto descontrolado y enojado porque no le permitieron el paso.

Las manifestaciones son importantes dentro del quehacer social, pero deben organizarse de manera conveniente, permitiendo la locomoción de los vehículos. Deben participar personas que realmente están identificadas con la causa y que en las mismas participen líderes sensatos que orienten y decidan durante el desarrollo de las mismas. Debe pensarse en el bien común, antes que en el particular. Contrario a esto, es común ver a los líderes siguiendo las manifestaciones desde sus casas o desde cafeterías cercanas monitoreando por teléfono el desenvolvimiento de las mismas.

Importante es no dejarse manipular para beneficiar causas ajenas, venderse por dádivas irrisorias y prestarse para causas con agendas en contra de los intereses del país. Ahora tenemos una oportunidad al decidir, pensar y razonar el voto en forma adecuada para el bien del país.