Catalejo

¿Menos requisitos para manejar buses y camiones?

Las condiciones para obtener licencia profesional deben incrementarse, no reducir la edad de choferes de camiones y buses.

La Ley de Tránsito, obsoleta y fácil de ser violada, en resumen constituye la causa de numerosas muertes de accidentes, cuyo efecto cada vez más claro es la interrupción por largas horas del paso por las principales carreteras, donde destacan los vuelcos de autobuses de transporte extraurbano y de furgones de carga, conocidos popularmente como tráilers. Esto a la vez es resultado de las pocas condiciones exigidas para manejar vehículos de carga y transporte de pasajeros, una es efecto del mal mantenimiento y señalización de carreteras y de la corrupción, por la cual es fácil pagar para eludir los compromisos de conocimientos teóricos, prácticas, experiencia, edad y madurez. La ausencia de pilotos confiables y experimentados completa este nefasto cuadro.


Los choferes emigran a Estados Unidos porque allí ganan mejor, difícilmente son víctimas de atracos de policías mordelones. Aunque muchos son “mojados” y por ello su sueldo no debería ser el de los pilotos sindicalizados, es un aliciente demasiado difícil para no caer. Tampoco son obligados a demasiados viajes en un día, nada similar a los dos o a veces hasta tres de la capital a Barrios, por ejemplo. Las empresas son numerosas y están divididas en unas pocas organizadas para cumplir estándares internacionales de mantenimiento del motor, llantas, luces, etcétera, y otras pequeñas organizadas por choferes víctimas de las condiciones impuestas a ellos por algunas, o muchas, de las empresas propietarias de la mercadería trasladada. Este es un brevísimo resumen de una realidad cuyas causas son poco conocidas por la ciudadanía en general.


Los autobuses extraurbanos de pasajeros contribuyen a los accidentes por la alta velocidad a la que viajan, sobre todo en la ruta a occidente, en caminos llenos de curvas y con sólo dos carriles. El mal mantenimiento de las unidades se manifiesta con el denso humo negro, además de las competencias por los pasajeros. Es una situación caótica, realmente. Y por todas o algunas de las causas aquí señaladas, todos los días hay noticias de autobuses volcados impidiendo el paso, en una cantidad superior a este tipo de percances o de tragedias absolutamente evitables. A los irreflexivos diputados Marlin Matías, de la UNE, y Cristian Álvarez, de Creo, se les ocurrió la absurda idea de reducir a 18 años la edad de los choferes de camiones y autobuses. No se sabe si reír o llorar…

El solo hecho de haber anunciado la presentación de este proyecto, causa preocupación.


De esa forma, dice esa pareja de ocurrentes congresistas, habrá más choferes autorizados y todo quedará perfecto porque recibirán un curso de capacitación de Intecap, cuyas autoridades están obligadas a pronunciarse. Un joven de 18 años simplemente no tiene experiencia y esta no se improvisa con un curso de pocas semanas, aunque sea de calidad. Desde el punto de vista físico, la estatura de un joven de 18 años probablemente no ayude al trabajo de manejar autobuses y camiones de tres o cuatro toneladas de peso. A todo ello se agrega la posibilidad de un fracaso en la aprobación del Congreso o de su posterior derogación por sus consecuencias contraproducentes para solucionar un evidente problema nacional: el alocado tránsito de todo el país.


Este caso es otra prueba de por qué el Congreso, como poder del Estado, está tan desprestigiado. Cada quien jala por su lado y las propuestas de ley en demasiadas veces sólo son conocidas por los ponentes o quienes las redactaron. El tránsito es un tema de interés nacional y precisamente por ello los intentos de facilitarlo y mejorarlo no pueden ser producto de ocurrencias de desconocedores, en especial quienes creen poder proponer leyes basadas en criterios no técnicos. El solo hecho de haber anunciado la presentación de este proyecto, causa preocupación. Debe ser eliminado y buscar el consenso de un grupo técnico, donde los diputados tengan una participación secundaria. Si no se hace, estamos todos a la víspera de otro mamotreto legal.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.