LA BUENA NOTICIA

Mujer gritando, símbolo de una Guatemala despojada

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La Santa Misión Popular que Jesús va desarrollando en la parte norte de Palestina, particularmente en Galilea, llega ahora, según el Evangelio de este domingo (Mateo, 15, 21-28), a la zona de Tiro y Sidón, tierra extranjera, donde los destinatarios son los excluidos, representados en “una mujer cananea”, sola y sufrida, con su hija “terriblemente atormentada” por fuerzas malas y perversas, llamadas “demonios”.

Gritar es uno de los recursos que le quedan a aquella mujer para ser escuchada y atendida en su sufrimiento y en su realidad existencial. El otro recurso es una fe firme, resistente y audaz, persistente y tenaz en su causa por la vida de su hija. Incluso en la relación con Jesús es sabia y perseverante hasta lograr, no solo la salud de su hija, sino el reconocimiento de la grandeza de su fe.

Ella representa el sufrimiento de los empobrecidos de aquella sociedad sometida al oprobio del imperio romano, pero que desde una fe robusta resisten ante la adversidad y logran lo que “desean”. Para nosotros es un ícono de la Guatemala despojada y sufrida, cuya principal causa está en los círculos de poder económicos y depredadores y en las élites políticas corruptas que han gobernado desde 1954 hasta hoy. Esas clases dominantes mataron “la primavera democrática” que empezaba a florecer con Arévalo, desde un “humanismo espiritual”, y con Árbenz, “el soldado del pueblo”. Ellos no eran comunistas, sino estadistas y soñadores de una Guatemala distinta.

Este domingo, al acudir a las urnas, tenemos la oportunidad de empezar a recuperar la democracia que la mafia corrupta nos robó. Ojalá masivamente, para elegir a las máximas autoridades que tendrán la responsabilidad de conducir los destinos de nuestra Patria por los caminos de la inclusión y de un proyecto de país para acoger, acompañar, promover e integrar a todos en la ruta de un desarrollo integral y sostenible.

Es oportuno, entonces, preguntarnos ¿de qué lado estamos? Con políticos corruptos ya conocidos que nos llevaron al fracaso o con políticos anticorrupción, quizá poco conocidos y sin experiencia, pero con una propuesta diferente, marcada por la dignidad de las personas, la defensa de la democracia y el combate de la corrupción e impunidad, “demonios” que matan.

' Este domingo tenemos la oportunidad de recuperar la democracia que la mafia corrupta nos robó.

Víctor Ruano

Este domingo, para que se “cumpla lo que deseamos”, debe ganar quien tenga la capacidad de escuchar los gritos angustiados de un pueblo que ha venido caminando sin liderazgos confiables y eficientes que atiendan sus legítimas demandas de justicia social para un desarrollo auténtico que cierre las brechas de la desigualdad y la falta de equidad.

Debe ganar quien mejor responda a las exigencias de una democracia participativa, verdadera y representativa, que sea garantía de la paz social y de la integración de “todos, todos, todos” (Francisco). Merece gobernar este país quien mejor atienda las necesidades y desafíos del cuidado de la creación para una ecología integral.

Esperamos que gane quien tenga la convicción de impulsar con urgencia una economía más humana, donde lo importante no es solo la ganancia para unos pocos privilegiados, sino hacer posible el “buen vivir” de las personas y de los pueblos.

Confiamos en que ganará quien mejor asuma la tarea de promover el respeto a la diversidad cultural de nuestra nación, favoreciendo la integración de los pueblos y desplegando oportunidades de desarrollo humano y social para salir de condiciones infrahumanas.

El voto consciente e informado de cada ciudadano va a quien asuma la responsabilidad de combatir las redes de corrupción e impunidad, que se consolidaron descaradamente en los últimos gobiernos, con sus aliados de la vieja política. Nunca votar por quienes hicieron de la política “un instrumento de opresión, marginación e incluso destrucción”. (Francisco).

ESCRITO POR:

Víctor Manuel Ruano

Presbítero de la Diócesis de Jutiapa. Licenciado en Sociología por la Pontificia Universidad Gregoriana, Roma. Fue rector y profesor del Seminario Nacional de la Asunción, Guatemala, y vicerrector académico Cebitepal, Colombia.