CATALEJO
Múltiples dificultades de la Antigua Guatemala
Como la mayoría de guatemaltecos, siento especial afecto por la Antigua Guatemala. Su importancia económica es muy grande: es el centro turístico más importante, y el encanto histórico de sus ruinas coloniales es el principal motivo de atracción. Pero sus monumentos y ruinas se encuentran en peligro de arruinarse, valga el juego de palabras. Haberla declarado la UNESCO patrimonio de la humanidad, si bien despertó y afianzó el cariño y sentimiento de orgullo verdadero de los antigüeños, no fue acompañado por una exitosa política gubernativa y convencimiento privado para evitar los efectos negativos de un turismo desbordado pero, además, de niveles socioeconómicos mayoritarios adecuados a las características inigualables de la ciudad.
' El paso a desnivel anunciado en San Lucas Sacatepéquez se puede convertir en un tapón no sólo para Antigua sino para el Occidente.
Mario Antonio Sandoval
Han nacido grupos de vecinos y de otros admiradores de la Antigua, entusiasmados en colaborar con mantenerla. Lamentablemente, muchos se han desintegrado cuando sus miembros se dan cuenta del criterio mayoritario de críticas u oponerse a cualquier acción si no se hace “como yo quiero, deseo o me conviene”, según sea el caso. Hay un complementario desinterés, en términos generales, de las autoridades edilicias y del trabajo realizado del Consejo Nacional para la Protección de Antigua Guatemala. Sobresalen obras como la Compañía de Jesús, realizada con colaboración española, donde se ven aplicados los actuales conceptos de puesta en valor y restauración de edificios históricos. Pero parece haber un rechazo oculto en muchos.
Hace poco me llamó la atención, por bien hecho, el trabajo en proceso de la parte posterior de la catedral. Buscando datos, me enteré del entusiasmo y profesionalismo de los integrantes y directivos del Patronato de Antigua: María del Carmen González de Batres, Antonio Zelaya, Federico Linares, Margarita de Linares. Ana Isabel Carrera, Alberto Garín, Madeline Fisher, Flor de María Orellana y Osmín de la Maza. Realizan su tarea ad honorem, es decir “ad gastorem”, porque pagan todos sus gastos. Han trabajado en la catedral, el Museo de Arte Colonial, y el Arco de Santa Catalina y ahora lo hacen en la Fuente de las Delicias, a la entrada de la ciudad, el Palacio arzobispal y a plaza de San Pedro del tanque la Unión, es decir, sitios emblemáticos e históricos.
Los trabajos consisten en restaurar fachadas, banquetas, limpieza, quitar el monte y moho, iluminar, consolidar muros, ordenar el cableado y realizar investigación histórica. En el arco de Santa Catalina descubrieron restos de 22 colores distintos de pintura, por dar un ejemplo. Obviamente no han estado libres de críticas y hasta acusaciones fantasiosas, porque así somos los guatemaltecos… Pero al ver las fotos de cómo se encontraban antes los edificios y como están ahora o cómo se va avanzando, el respeto por la conservación se evidencia clarísimamente. Ha habido lamentables casos de pomposos inicios de trabajos en el patrimonio por otros grupos, luego han sido descontinuados por múltiples razones aunque hayan sido objeto de inmerecidos halagos.
Se debe señalar la actual desavenencia entre el Concejo edil y la alcaldesa Asensio, cuyas decisiones provocan retraso en los proyectos y causaron el retiro de colaboradores voluntarios desde los primeros meses de su mandato. Mientras eso exalcaldes antigüeños han sido centro de noticias por condenas a causa de incorrectos manejos de fondos. Por aparte, San Lucas Sacatepéquez ya es un tapón para el paso hacia expedito a la ciudad, y ahora el anunciado paso a desnivel sin duda dificultará el tránsito hacia todo el Occidente. Parece haber una trágica confabulación para afectar a la Antigua. Su conservación es un imperativo moral y económico. Por eso se debe fomentar más manos privadas. Hay trabajo para todo aquel con deseos de realizarlo adecuadamente.