FUERA DE LA CAJA

Networking y el arte de escuchar

La tecnología ha revolucionado la forma en que nos comunicamos, proporciona gran variedad de plataformas como WhatsApp y Messenger que agilizan y expanden nuestras interacciones diarias. En la actualidad, una relación puede mantenerse a través de notas de voz, mensajes de texto y el intercambio de emoticones o videos. No obstante, el valor del contacto humano persiste como un pilar fundamental en la construcción y profundización de las relaciones. Abundantes investigaciones respaldan la premisa de que la interacción humana directa, que abarca el diálogo cara a cara, la observación mutua y el contacto físico, contribuyen de manera significativa a nuestra salud emocional y física.

' El valor del contacto humano persiste como un pilar fundamental en la construcción y profundización de las relaciones.

Julio Lemus

Estas interacciones personales tienen el poder de enriquecer nuestro bienestar global, atenuar el estrés, promover una sensación de pertenencia y elevar los niveles de felicidad. El tacto, un gesto tan simple como un abrazo o un apretón de manos, o incluso compartir una charla en un ambiente relajado, puede desencadenar la liberación de oxitocina, conocida como la “hormona del amor”. Esta hormona está íntimamente ligada al placer y al afecto porque estimula en nuestro cerebro una sensación de afecto hacia aquellos que forman parte de nuestro círculo cercano, diferenciándolos de los extraños.

Esto nos lleva a recordar que, al estar con una persona, realmente debemos estar presentes, esto quiere decir escuchar y no perdernos en el mundo del celular. Me interesó mucho el tema y, por recomendación de mi amigo Keith Ferrazi, autor del libro Never eat alone, leí el libro de su colega Mark Goulston, Just listen y me pareció muy interesante por su profundidad y practicidad. Según el autor, en el ámbito empresarial y personal, la capacidad de establecer conexiones significativas es invaluable. El libro ofrece una perspectiva revolucionaria sobre cómo la habilidad de escuchar puede transformar nuestras relaciones y facilitar el éxito en el networking.

El núcleo del mensaje de Goulston es simple pero poderoso: escuchar no solo implica oír las palabras de los demás, sino también entender sus emociones, motivaciones y deseos subyacentes. En el contexto del networking, esto se traduce en una habilidad crítica para forjar conexiones genuinas y duraderas. Al escuchar de manera activa y empática, podemos identificar oportunidades para ayudar y colaborar con otros, lo cual es la base de cualquier relación de negocio fructífera.

La idea central es que, en la comunicación, la escucha activa y empática es tanto o más importante que hablar. Goulston pone de relieve que entender verdaderamente a los demás nos posiciona para responder de manera más efectiva y constructiva, ya sea en negociaciones, liderazgo, ventas, relaciones familiares, o en la construcción de redes de contacto. Adjunto algunas estrategias que se plantean en el libro:

• Repetición espejo: esta técnica implica reflejar lo que la otra persona dice, demostrando que estamos escuchando y comprendiendo su mensaje.

• Validación emocional: es reconocer y validar los sentimientos de los demás para construir confianza y abrir un diálogo más profundo.

• Preguntas abiertas: hacer preguntas que promuevan una conversación más amplia, invitando a compartir pensamientos y sentimientos más detallados.

• Escucha activa: prestar toda nuestra atención al interlocutor, evitando distracciones y centrando nuestra mente en comprender su perspectiva.

Cierro con esta frase de Leo Buscaglia: “El lenguaje del tacto es esencial en la conversación del corazón; es a través de la conexión física que nuestras palabras encuentran el camino más profundo hacia el entendimiento y la empatía”.

ESCRITO POR:

Julio Lemus

MBA por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Especialista en negocios digitales por ESIC-ICEMD España. Director Digital Mind. Catedrático universitario. Co-fundador de BNI Guatemala. Consultor y conferencista de networking.

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