Durante las últimas semanas del año pasado tuve la oportunidad de leer el nuevo libro del reconocido periodista y escritor argentino Andrés Oppenheimer, titulado ¡Cómo salir del Pozo!, las nuevas estrategias de los países, las empresas y las personas en busca de la felicidad. Un libro que le recomiendo a cualquier persona que quiera profundizar no solo en la nueva ciencia de la felicidad, sino en ver ejemplos concretos de países, empresas y formas de ver el mundo de una forma más optimista.

El libro está muy bien estructurado, buscando un resultado especial hacia la felicidad, pero me llamó la atención particularmente uno de los últimos capítulos, que deja diez recetas importantes que pueden aplicar muy bien al gobierno que asumirá la próxima semana, que ayude al país a mejorar su posición en el índice mundial de la felicidad 2023, que actualmente se encuentra en la posición 43 de 137 países evaluados.

Las diez recomendaciones están enfocadas en: hacer crecer la economía, vivir en democracia, combatir la corrupción, dar “clases de felicidad” en las escuelas, medir la felicidad, tener un propósito, más espacios verdes, estar menos obsesionados con el estatus y mirar para adelante. Guatemala ciertamente en estos diez temas tiene mucho espacio de mejora y puede ser una forma interesante de ver cómo se puede impactar en el bienestar y la prosperidad de la ciudadanía.

Empezando por los temas económicos, nuestro país tiene el gran reto de aumentar la inversión extranjera directa de 1.4% del PIB que cerró el 2022 a por lo menos 4% del PIB de forma sostenida y generar con ello mecanismos más transparentes, ágiles y eficientes para aumentar la inversión en infraestructura, especialmente en carreteras, donde tenemos la menor cantidad de carreteras por habitante. Debemos aumentar los kilómetros de red vial existentes y crecer el ritmo anual al que se construye la red vial del país de 201 kilómetros por año, que es el promedio actual, a por lo menos 1,200 a 1,400 kilómetros por año (el reto debe ser llegar a 2,000 kilómetros por año para estar más cerca del promedio regional).

En los temas relacionados a democracia, es importante que este año se lleve una reforma congruente de la Ley Electoral y de Partidos Políticos y que sea aprobada por el Congreso de la República, así como en temas relacionados a combatir la corrupción, donde definitivamente hay mucho que se puede hacer si se genera una agenda de digitalización y facilitación de trámites, reduciendo la discrecionalidad de los funcionarios públicos.

En el resto de las recomendaciones, ciertamente Guatemala debe, por ejemplo, repensar su modelo educativo, enfocando la educación mucho más a la enseñanza de habilidades blandas y generando una cultura que se enfoque en ayudar a los niños y jóvenes a que no tengan miedo al fracaso y se enseñe a pensar en una educación positiva, trabajando en un ecosistema que fomente que los maestros sean motivadores personales, a medida que la tecnología y la inteligencia artificial avanza.

A partir de la próxima semana empezará el gobierno del presidente electo, Dr. Bernardo Arévalo, y la vicepresidente electa, Dra. Karin Herrera, y voy a profundizar más en mi próxima columna de algunas prioridades, pero creo que esta semana va a ser crucial para que comencemos a pensar mejor cómo podemos desde diferentes espacios aportar a que exista mayor felicidad y prosperidad en el país. Recordemos que, según varios estudios, las personas felices viven entre seis y diez años más que las personas no felices.