POR LA LIBERTAD

Otra vez la Ley de Competencia

|

Otra vez está en el Congreso la famosa “Ley de Competencia” o ley antimonopolio (antitrust). Es una ley que lleva más de 20 años discutiéndose. Cada cierto tiempo se discute y luego se engaveta. Quienes más presionan por que pase esta ley son los burócratas de la Unión Europea y los de otros países desarrollados. No se necesita ninguna “Ley de Competencia”, sino mayor libertad de entrada y salida de productos y empresas en el país.

' No se necesita ninguna “Ley de Competencia”, sino mayor libertad de entrada y salida de productos y empresas en el país.

Ramón Parellada Cuadrado

La razón por la que algunos consideran que debe pasar una “Ley de Competencia” es vaga y está basada en un mal entendimiento de lo que es un monopolio. La confusión viene de las distintas definiciones de las escuelas de economía. Los economistas matemáticos y los de “mainstream” consideran que un mercado competitivo no debe tener monopolios ni carteles definiendo monopolio como una sola empresa y un cartel como muy pocas empresas que coluden (se ponen de acuerdo para incrementar el precio) entre sí. En cambio, la Escuela Austríaca de Economía considera que el problema no es que exista una sola empresa o unas pocas, sino la cantidad de leyes que existan para evitar que entren nuevos competidores. Para la Escuela Austríaca, una mayor competencia es fruto de mayor libertad de entrada de productos y empresas.

Supongamos que yo compro un producto a una única empresa que existe en el país. Como consumidor no soy tonto, y si creo que el precio es mayor al que podría importarlo, lo importo. Pero si hay una barrera arancelaria o no arancelaria para traer ese producto, entonces el gobierno es quien causa que la empresa tenga ese poder de incrementar el precio a su antojo, afectando a sus consumidores. La solución no pasa por meter más burocracia creando una nueva “Ley Antimonopolio” o “Ley de Competencia”, sino eliminando esas barreras que impiden la competencia. Así de sencillo. Los dueños de la única empresa, si son inteligentes y tienen visión de largo plazo, no incrementarán el precio para evitar que entren nuevos competidores o se importen los productos que compiten con los que ellos producen. Cuando hay libertad de entrada y salida de cualquier producto o empresa, los propietarios de la única empresa tienen una competencia que es la más terrible de todas, la competencia potencial. Esta no existe ahora, pero puede llegar a aparecer en cualquier momento. Podría alguien pensar en crear otra empresa con una estructura de costos menor o bien podría alguien encontrar productos más baratos en el exterior para competir con la única empresa o cartel que tiene los precios inflados.

Cuando existe competencia, el consumidor escoge, es el “rey”. Si voy a un restaurante y no me atienden bien o no me gusta la comida, no me peleo con los meseros ni el dueño; no los conozco, simplemente ya no vuelvo y cuando me preguntan sobre el mismo no lo recomiendo. Si, por el contrario, me siento bien atendido y la comida me ha gustado, vuelvo y lo recomiendo con mis amigos. Lo mismo pasa con muchas tiendas, almacenes y en especial con productos que uno compra a nivel personal. No voy a poner una demanda que me sale muy engorrosa y cara, pero dejo de ir. Así como yo somos muchas personas que con nuestras decisiones afectamos positiva o negativamente a una empresa y sus productos. Con nuestras compras le damos un voto de confianza para que sigan existiendo y produciendo lo que nos gusta y demandamos. Con nuestra abstención de consumir ciertos productos, ir a algunos restaurantes, les damos un voto de desconfianza y podemos hacerlos quebrar. Esto es el resultado de una sociedad donde hay competencia entre empresas y como consumidores podemos escoger.

ESCRITO POR:

Ramón Parellada

Empresario. Catedrático universitario. Director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).