Civitas

Paradoja electoral

El objetivo de las mesas de diálogo de la Came, después de presentadas las propuestas, es simplemente exponerlas.

Si no cambiamos las reglas del juego, este seguirá siendo igual o peor y favoreciendo a los mismos. Así pasa en el futbol, en los juegos de cartas, juegos de mesa y también en Guatemala con el sistema electoral. Tenemos unas reglas del juego, es decir, normas, que lejos de incentivar la participación ciudadana o una buena representatividad, aumentan la desconfianza hacia las instituciones. Darle vuelta a esta situación está, a la larga, en manos de los políticos, más específicamente, de los diputados al Congreso de la República. Por eso, al hablar de reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (Lepp) en Guatemala, nos enfrentamos a una paradoja.

¿La paradoja electoral determina, entonces, que la reforma está perdida o muy difícil de lograr?

Uno de los problemas más urgentes en materia electoral y democrática es resolver la baja representatividad que sentimos los ciudadanos hacia nuestros representantes en el Legislativo. Esto nos aleja de quienes deben trabajar por garantizar las condiciones mínimas para que haya libertad y se desarrolle la prosperidad en el país. Esta lejanía también dificulta la fiscalización de esos representantes. Por eso es importante modificar la manera como elegimos a los diputados al Congreso y poder premiarlos o castigarlos en las próximas elecciones (votando por caras y no por logos de partidos). No obstante, para lograr esto es necesaria una reforma electoral que acarrea todo un proceso desde la Comisión de Actualización y Modernización Electoral (Came), una o varias iniciativas de reforma, discusiones y dictamen en la Comisión de Asuntos Electorales del Congreso, análisis del dictamen en la Corte de Constitucionalidad (CC) y, finalmente, aprobación por el pleno del Legislativo. Acá es donde vemos la paradoja electoral. Los responsables (diputados) de modificar la Lepp son quienes se verían directamente afectados por muchos de los cambios que demanda la ciudadanía.

Estas demandas ciudadanas se están haciendo escuchar en la Came, proceso que reúne a organizaciones políticas, sociales, académicas y más ciudadanos para presentar propuestas de reforma a la Ley Electoral. En el 2020, la Came recibió 1,041 propuestas, y este 2024 recibió 1,256. El objetivo de las mesas de diálogo de la Came, después de presentadas las propuestas, es simplemente exponerlas; llegar a acuerdos no es un requerimiento. De ahí, también, que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) tenga que elaborar una propuesta de reforma a partir de todos estos planteamientos. O no. El TSE podría presentar una propuesta de reforma con lo que los magistrados consideren pertinente, pues nada los obliga que la propuesta incluya todos los planteamientos de la Came.

Ahora bien, una vez esa propuesta de reforma llegue al Congreso, se activa la paradoja electoral. Son los diputados quienes aprobarán o rechazarán esta ingeniería electoral que afecta la configuración del sistema de partidos, la gobernabilidad y representatividad. ¿La paradoja electoral determina, entonces, que la reforma está perdida o muy difícil de lograr? ¿Que no se logrará un verdadero cambio para que esta incluya demandas ciudadanas?

Podríamos echar un vistazo a la historia e identificar otras circunstancias donde ha existido una paradoja con los incentivos de los diputados para modificar alguna cuestión que los afecta directamente. Una de estas fue la implementación del tablero electrónico. Esto puso el foco en las decisiones de los diputados, dando un paso más hacia la fiscalización, transparencia y la rendición de cuentas. ¿Cómo se logró? La presión social no permitió que se revirtiera tal acción y hoy en día es de lo más básico para fiscalizar el actuar de nuestros representantes.

ESCRITO POR:

Christa Walters

Politóloga egresada de la Universidad Francisco Marroquín. Actualmente coordinadora de proyección institucional del Movimiento Cívico Nacional, una asociación civil que promueve la consolidación de una verdadera república en Guatemala.